«Batch cooking» y otros trucos fáciles para no tirar comida
El desperdicio de alimentos es una de las epidemias del siglo XXI. Las cifras son abrumadoras. Pero los únicos responsables del desperdicio en el hogar somos nosotros. Modificando nuestros hábitos de compra, cocinado, e incluso de orden, podemos conseguir reducir este desperdicio, aprovechar mejor los alimentos, ahorrar dinero, y reducir el impacto ambiental.
Para evitar el desperdicio de alimentos es esencial seguir una planificación, a la hora de comprar y de cocinar. Lo primero que debemos hacer es visualizar nuestra semana, saber qué días comeremos en casa y qué días no, y a raíz de eso, confeccionar un menú semanal. Lo mejor es crear un menú en el que se conozcan las elaboraciones que se van a llevar a cabo, y que sea variado y equilibrado. No debemos olvidar las sobras de la semana anterior para poder aprovecharlas.
En el momento de elaborar la lista de la compra debemos cuidar que ésta contenga ingredientes, frescos y de temporada, evitando los procesados. También recomienda que si se tiene una comida especial, se compre lo necesario cuando se aproxime la fecha y no antes ya que así se evitarán tentaciones de utilizar y comer esos alimentos cada vez que se acuda a la nevera o despensa.
También se recomienda el «Batch Cooking»: cocinar en una tarde (normalmente el domingo) la comida para toda la semana. Los nutricionistas recomiendan cocer legumbres, a las que más tarde añadir proteínas, animales o vegetales, y hortalizas; utilizar las verduras que empiezan a languidecer para hacer cremas, que podemos congelar; y dejar cocida pasta, arroz o quinoa, como complementos para otros platos.
El orden en la heladera y la despensa es muy importante para reducir el desperdicio. Antes de ir al súper es importante ordenar las alacenas de tu cocina, mirando qué alimentos no van a aprovecharse al final y los que ya están en mal estado.
¿Es lo mismo fecha de caducidad que consumo preferente?
Para esto, es importante distinguir entre fecha de caducidad y consumo preferente. Parecen lo mismo, pero no lo son. En el caso de la fecha de consumo preferente sí que se puede consumir, una vez pasada la fecha, sin que suponga un riesgo. La fecha de caducidad indica cuándo un alimento deja de ser seguro para el consumo desde el punto de vista sanitario. Se utiliza en productos muy perecederos, en cambio, la fecha de consumo preferente indica hasta qué fecha el alimento mantiene intactas sus propiedades, siempre y cuando el envase no se haya abierto. A partir de esa fecha, el producto empieza a perder algunas de sus cualidades físicas, pero su consumo sigue siendo seguro. Este es el caso de productos como legumbres, aceite, productos desecados (pasta, arroz) y productos esterilizados (enlatados), como es el caso de las conservas.
Frutas y verduras
Los alimentos más desperdiciados en el mundo son las frutas y vegetales, una cifra que alcanza el 46% del total de alimentos desechados. Algunas claves para conservar durante más tiempo estos alimentos, así como sacarles el máximo partido son:
– Agrupación selectiva: es importante agrupar estos alimentos según sus características. Así, lo mejor es separar las frutas ya maduras de las que se encuentren madurando, conservar en frío las que lo requieran, y en un lugar oscuro y seco aquellas como las patatas, los tomates o los pimientos.
– Lavado previo: lavar las hortalizas, frutas y vegetales antes de guardarlas, eliminando así los restos de tierra y fertilizantes que pueden echar a perder antes de tiempo los productos.
– Congelado: cuando se vea que las verduras van a perecer, escaldarlas para que conserven todas sus propiedades y después congelarlas. ¡Si! Aunque no lo pensemos, ¡las frutas se pueden congelar! Podremos elaborar con ellas postres, como mermeladas o compotas o utilizarlas para batidos.
Aprovechar las legumbres
Los platos a base de legumbres son también algunos de los alimentos más desperdiciados. Para sacarles el máximo partido:
– Evitá la humedad y el exceso de calor: a la hora de su conservación, si se guardan a una temperatura mayor de 25º, al cocerlas quedarán muy duras.
– Buen cierre: es esencial no dejar los paquetes abiertos, siendo la opción ideal guardar las legumbres en tarros herméticos.
– Congelar tras el remojo: si se ponen en remojo unas legumbres, y a la hora del cocinado se ve que son demasiada cantidad, tras escurrir bien el sobrante podemos congelarlas sin problema, y la próxima vez ya estarán listas para el cocinado.
– Tarros de cristal: para aprovechar los platos de legumbres, lo mejor es guardarlos en recipientes de cristal. Podemos tanto solo meterlas en la heladera como congelarlas una vez cocinadas.