El sorprendente peligro de ser muy bueno en tu trabajo

La ciencia confirma lo que las personas altamente capacitadas han sabido por años: no es fácil ser tan competentes.

Un estudio de la Duke’s Fuqua School of Business sugiere que las personas con un fuerte autocontrol —la clase de personas que recuerdan todos los cumpleaños, eligen la ensalada en vez de las frituras, los proyectos extra en el trabajo y resuelven conflictos fácilmente- podrían realmente pagar un alto precio por esas virtudes.

«La gente suele hablar de cómo tener autocontrol es una buena cosa», dice la investigadora Christy Zhou Koval, doctora y autora del estudio publicado en el Journal of Personality and Social Psychology. Y en muchos sentidos, es una virtud: se trata de personas previsoras, que detectan mejor sus objetivos y son buenos a la hora de mantener relaciones societarias y laborales.

También les va mejor económicamente que a sus pares menos disciplinados; tienden a ser más saludables y generalmente tienen relaciones personales de mayor calidad.

Pero todo tiene un precio: la gente con un alto autocontrol, según los investigadores, terminan agobiados por su propia competencia.

Por un lado, se espera más de ellos, aún cuanto estas expectativa no sean válidas. Los investigadores señalan que el autocontrol es una de las bases de un buen desempeño. Si bien es bueno que la gente confíe en uno, las altas expectativas pueden generar agotamiento por la presión que ello implica.

En este sentido, el estudio demostró que si bien se tiende a asignar más trabajo a las personas más competentes, ya que parece ser más fácil para ellos cumplir con este trabajo, esto no es tan así. Que sean más competentes no significa que hagan las cosas «de taquito», sino simplemente que son más persistentes, comprometidos y que usan mejores estrategias.

Todo esto lleva a un problema: la gente más capacitada se termina sintiendo más agobiadas en el trabajo que sus pares menos disciplinados. Sacrifican más que sus compañeros de trabajo, según los investigadores, incluso cuando esos sacrificios se hacen a expensas de sus propias metas.

Es por ello que gerentes (y compañeros de trabajo) deberían tomar nota: Si toman por sentadas a las personas altamente capacitadas, correrán el riesgo de perderlas. Aunque depender de dichas personas podría ser una buena estrategia a corto plazo, a largo plazo podrían volverse insatisfechos con esa carga que se pone sobre ellos.

Por consiguiente, es esencial reconocer a estas personas por sus esfuerzos (probablemente subestimados dentro de la empresa) y hacerlos sentir fundamentales e importantes dentro de la organización.

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