¿Por qué leer a Ángela Becerra?

La escritora Ángela Becerra es considerada la autora más leída después de Gabriel García Márquez en lengua hispana, lugar que la acredita a nivel nacional e internacional con una posición destacada entre escritores y escritoras de Iberoamérica.

De acuerdo con la crítica literaria, la escritora Ángela Becerra es la creadora del Idealismo mágico, una corriente que recurre a elementos mágicos para describir experiencias realistas al servicio de las emociones. Su estilo incorpora elementos poéticos acerca de la condición humana: el amor, el erotismo, el poder, el feminismo, la locura, la rabia.

Nació el 17 de julio de 1957 en la ciudad colombiana de Cali, en el hogar de  Marco Tulio Becerra y de Cilia Acevedo. Es la quinta de siete hermanos, 5 mujeres y 2 hombres. 

“Tuve una niñez muy vegetal. Así que yo que era una niña muy observadora, muy silenciosa y fantasiosa, me perdía en el monte, iba siempre descalza, me metía en los charcos, me escondía arriba de las ramas de los árboles. Creía que podía hablar con los pájaros y les dejaba notitas.”

Su abuelo le enseñó a leer y a escribir a los 4 años. La observación, el silencio y su imaginario la llevan a escribir a muy temprana edad sus primeros cuentos con los que crea otros mundos pues la cotidianidad la aburría profundamente.

“Mi madre decía que yo vivía en otro mundo y tenía razón. Ese mundo era la escritura y a través de la palabra daba vida a una niña a quien le sucedían las cosas maravillosas que a mí no me pasaban. Esta ventana me ha acompañado siempre en los momentos más difíciles. Es un mecanismo de salvación que me ha ayudado a superar situaciones complejas en la adolescencia en el primer matrimonio.”

En su casa no había libros, pero a una vecina a unas cuantas calles su padre le regalaba continuamente libros. El primer libro que lee a los 6 años fue Peter y Wendy de J. M. Barrie, que la marca en su fascinación por la literatura. A lo largo de su adolescencia escribe numerosos poemas que más adelante harán parte de su poemario Alma Abierta. A los 17 años se casa y fruto de esta unión nace su primera hija Ángela (Cali, 1980). Una vez casada empieza Ciencias Económicas, estudios que abandona por la carrera de Comunicación y Diseño Publicitario de la cual se gradúa con honores en 1982, cuando ya ejercía como directora creativa en una importante agencia internacional de publicidad.

En 1987, ya separada de su marido, se traslada a Bogotá donde continúa su exitosa carrera publicitaria obteniendo numerosos premios y reconocimientos por sus trabajos creativos. 

En 1988, tras conocer al publicitario y escritor Joaquín Lorente -que se convertirá en su esposo y en padre de su segunda hija María (Barcelona 1993) -viaja a Barcelona y durante trece años ejerce la vicepresidencia creativa de una de las agencias más relevantes de España. Durante este periodo de tiempo, fue premiada por su trabajo en el Festival de Cine Publicitario de Cannes y en el Festival de San Sebastián, entre otros.

Escritora Ángela Becerra

En el 2000, en pleno éxito profesional, abandona su carrera de publicista para dedicarse por entero a su pasión más profunda: la escritura.Como escritora Ángela Becerra ha sido ganadora del XXIV Premio Fernando Lara de Novela en 2019; del Premio Planeta-Casa de América 2009; del Premio Azorín 2005 y de dos International Latino Book Awards de Chicago. Sus obras han sido traducidas a 23 idiomas y publicadas en más de 50 países.

Con aroma de mujer

Debido a las temáticas en las que incursiona su narrativa como un canto a la liberación femenina y las constantes reflexiones acerca del compromiso de la literatura con la lucha femenina contra la injusticia, el maltrato y el machismo, la escritora Ángela Becerra se ha comprometido con diversas causas en favor de la equidad de género y el empoderamiento femenino.

Tras ganar el Premio Lara 2019 por «Algún día, hoy», cargó en una entrevista contra los clichés que en su opinión sufre la mujer literata, ya que para ser respetada en el sector o se es «fea» y se va con una «bufanda raída» o si eres «bonita» eres «tonta».

«Si eres mujer y escribes sobre sentimientos, te pueden tildar como escritora romántica, pero entrecomillas romántica ñoña. Por ejemplo, ‘El amor en los tiempos del cólera’ es una absoluta novela de amor, pero, ¿le dijo alguien a (Gabriel) García Márquez que escribía novela romántica?», critica.

Pese a haberse consolidado como una reputada escritora, nunca deja de aclarar en un tono tajante que, para alcanzar el éxito literario, «desgraciadamente» las mujeres «tienen que remar mucho» y más especialmente si «quien escribe no es una escritora fea».

De hecho, ha manifestado varias veces que el hecho de ser mujer le ha conllevado a sufrir discriminaciones que la encasillan dentro del género «literatura femenina», lo que ella define como «un insulto», cuando «la literatura es universal y las mujeres leen más que los hombres».

Aun así, logra mantener los cuestionamientos a raya a base de escribir «como siente».

«Soy fiel a mí misma, no me boicoteo y más con los años, cuantos más tengo más segura estoy de lo que hago y más en consonancia conmigo», arguye.

Su última novela

El empoderamiento femenino es el hilo conductor de «Algún día, hoy», inspirada en un hecho real sobre Betsabé Espinal, una joven hilandera de 23 años que lideró la primera huelga femenina en una fabrica textil de la patriarcal Colombia de principios del siglo XX.

Becerra define esta obra como «un canto para la liberación de las mujeres y a la feminidad bien entendida» y además sostiene que en el tiempo pasado ya hubo otro feminismo que no se está «cargando» pero en el que considera que la mujer no «se respetaba a sí misma».

«La mujer empezó a captar comportamientos masculinos buscando ser respetada y eso al hombre no le gustó porque se veía desplazado. En este nuevo feminismo que representa al libro se está hablando de entregarle al hombre la posibilidad de sentir y de hacer una equidad real», puntualiza.

Previa a su trayectoria literaria, Becerra ejerció como directora creativa de una importante agencia publicitaria, pero renunció para dedicarse a la literatura. Así llegó su primer libro de poesía, «Alma abierta» (2001) y su debut en la novela con «De los amores negados» (2004), que logró consagrarla como escritora.

Basándose en su experiencia, especifica lo importante que es la fantasía en sus obras. «Como tenía una niñez bastante plana, aprendí a leer y a escribir bastante pequeña y para mí la ventana era la fantasía y la imaginación, así que empecé a escribir cuentos desde pequeña de una niña que le pasaba todo lo que a mí no me podía suceder», relata.

Optimista sobre la actual oleada del feminismo en Latinoamérica -en la que destaca Argentina, donde dice notar «mucha potencia»- piensa que discursos como los de Emma Watson y el movimiento #MeToo sirvieron para convertirlo en estos años en un asunto de la agenda actual, ya que «hoy más que nunca el tema está caliente».

Cada escritor se sirve de distintos métodos para su inspiración artística, y a veces solo se necesitan pequeñas casualidades para germinar una nueva historia, como le sucedió a Becerra, a quien le bastó con encender el televisor una noche de vigilia para entretejer la historia de Betsabé Espinal.

La novelista estaba trabajando en otra novela en 2013 y en un descanso en Cartagena de Indias, al encender la televisión de madrugada, se topó con un documental que describía el movimiento sindicalista de 1920 iniciado por Espinal, quien «curiosamente había quedado sepultada en el olvido».

La obrera denunció las condiciones infrahumanas a las que ella y sus compañeras se veían sometidas en la fábrica, donde no se les permitía llevar calzado, trabajaban más de catorce horas y muchas de ellas eran abusadas sexualmente por los capataces.

La joven murió con 36 años sin familia ni legado, y Becerra se propuso «resucitarla».

«Siempre he creído que las historias al final te buscan a ti», confiesa la escritora colombiana, que cuenta que la historia «la sedujo inmediatamente», lo que le condujo a desechar su anterior proyecto y a documentarse sobre la hilandera, proceso que le llevó seis años debido a la escasa información sobre el acontecimiento.

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