Los miedos de los padres pueden ser incorporados por los hijos

Muchos padres les transmiten sus miedos a los hijos. Si los padres son temerosos, sus hijos tienen altas chances de serlo, sobre todo si las dificultades no se manejan de un modo consciente. 

Sucede que los padres les transmiten sus miedos a los hijos a través de señales no verbales y los pequeños se percatan muy bien de qué está sintiendo un mayor.

Además, cuando los niños quieren probar algo nuevo, siempre echan un vistazo a sus padres para ver si están relajados o tensos. Eso es justamente lo que les da la pauta de si van por buen camino o si sería mejor que no hicieran lo que están por hacer.

Los padres deben ejercitar la confianza en sus hijos. Si hay algo que les da miedo, como por ejemplo que caminen solos hasta el almacén, es bueno que piensen: él puede hacerlo.

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