Explican por qué no deberías gritarle a tu perro para educarlo

El perro es un integrante más de la familia por lo que es bueno entrenarlo para que logre hacer algunas tareas simples como identificar su horario de comida o de paseo, cruzar la calle, aprender dónde hacer sus necesidades o cómo socializar correctamente con otras mascotas.

Para ello existen diversos métodos entre los cuales se halla el de estímulos aversivos, es decir gritos, tirar de la correa, etc… y un estudio reciente reveló que su efecto es muy malo.

De acuerdo con la investigación publicada en la revista Plos One, entrenar a tu mascota a los gritos le produce a largo plazo efectos negativos en su estado mental. Específicamente, el perro se estresa. ¿Pero cómo se dan cuenta que ocurre esto? Muy sencillo; existen señales físicas como movimientos y datos químicos fácilmente rastreables mediante un examen.

En cuanto a los movimientos que señalan estrés se pueden mencionar bostezos, gañidos- que es un aullido agudo y repetitivo, levantar una pata o relamerse los labios. Mientras que los factores químicos, la presencia de cortisol en estado de reposo.

Explican por qué no deberías gritarle a tu perro para educarlo
Explican por qué no deberías gritarle a tu perro para educarlo.

Asimismo, el entrenamiento basado en recompensas resulta muy efectivo por lo que es recomendable que se utilice siempre.

La investigación

Las autoras de este estudio analizaron el comportamiento de 50 perros entrenados mediante técnicas aversivas y 42 canes que utilizan métodos basados en recompensas.

En la primera etapa realizaron una observación. Las investigadoras filmaron los primeros 15 minutos de cada sesión de entrenamiento y recolectaron muestras de saliva con la que intentaron detectar las señales de estrés.

En la segunda etapa, las investigadoras realizaron un experimento. Este consistía en que los animales debían asociar la ubicación de un plato dentro de una habitación con su contenido.

En ambas experiencias los resultados demostraron lo que ya sospechaban: los métodos aversivos provocaban estrés en los perros. Este grupo bostezaba, se relamía los labios y la presencia de cortisol crecía. Asimismo, no pudieron resolver el desafío del plato de forma rápida.

Finalmente, el grupo de los perros amaestrados con estímulos no presentó señales de estrés contundentes y resolvió el desafío a toda velocidad.

Así que ya sabés, si querés un perro mentalmente sano, no le enseñes a los gritos.

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