Cómo funciona el particular cerebro de los músicos

Escuchan música activa los cerebros de los músicos de una manera más simétrica que en las personas que no tocan ningún instrumento o no ejercen esta profesión, según una nueva investigación del Centro Finlandés de Investigación Interdisciplinaria de Música (CIMR) en la Universidad de Jyvskyl, en Finlandia. Esto puede reflejar una comunicación más eficiente entre los hemisferios cerebrales en los músicos, informa Europa Press.

De hecho, las exigencias de la habilidad musical, como la coordinación bimanual de movimientos de los dedos, pueden requerir una mayor conectividad entre las regiones motoras de los dos hemisferios cerebrales para tener la velocidad y la eficiencia necesaria para la interpretación musical. Esta mayor conectividad se observa en una actividad cerebral más simétrica.

Los resultados, que se publican en la revista «Plos One», ponen de relieve que la postura y la cinemática específica implicada en la práctica de tocar un instrumento pueden ser factores decisivos en la formación de las respuestas cerebrales cuando se escucha música. El equipo de investigación registró la actividad cerebral de 18 músicos y 18 personas que no son músicos mientras escuchaban atentamente música de diferentes géneros, utilizando imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) en el Centro de AMI de la Universidad de Aalto, en Finlandia.

«Mediante el uso de este enfoque más realista para estudiar el cerebro que experimentos más controlados en el campo de la neurociencia, no hay necesidad de confiar en la capacidad de autoevaluación de los participantes, lo que podría limitar los procesos cerebrales mismos que tratamos de estudiar», explica Iballa Burunat, autora principal del estudio.

Curiosamente, los análisis estadísticos revelaron también que las respuestas cerebrales de los teclistas eran más simétricas que las de los de violinistas. «Tocar el piano requiere un uso más parejo y sincronizado de las dos manos y los dedos que a la hora de tocar el violín, lo que pueden estar guiando estas diferencias», explica el coautor Petri Toiviainen, de la Universidad de Jyvskyl.

No sólo las motoras sino también las áreas visuales se comportaron más simétricamente en el grupo de personas que tocan el piano frente a los violinistas, «una diferencia tal vez derivada de los requisitos desiguales de coordinación mano-ojo entre estos grupos», añade la profesora Elvira Brattico, de la Universidad de Aarhus, Dinamarca, coautora del estudio.

Al leer la música, teclistas requieren estrategias eficientes de exploración visual para la adquisición continua de múltiples partes información visual y el control de sus movimientos de mano sincronizados. Por lo tanto, los diferentes perfiles de simetría parecen reflejar las competencias específicas necesarias para el dominio de diferentes instrumentos.

Estos resultados tienen implicaciones más amplias para entender mejor cómo la experiencia en una modalidad (en este caso, el control motor) puede impulsar cambios en el procesamiento neural en otra modalidad (escuchar). La plasticidad del cerebro, es decir, la capacidad del cerebro para cambiar y adaptarse como resultado de la experiencia, se ha convertido en un área de creciente interés en la neurociencia.

«Aunque no podemos probar la causalidad, se cree que la formación musical específica lleva a esta simetría. En otras palabras, la experiencia musical puede generar cambios funcionales permanentes en la forma en que los músicos perciben y procesan la música a nivel neuronal», concluye Iballa Burunat concluye. Así, la experiencia musical parece ser crucial en cómo los cerebros escuchar la música.

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