Cinco consejos para abordar una charla incómoda con familiares que no querés ver en las Fiestas

Las celebraciones de fin de año suelen venir acompañadas de situaciones y personas que nos causan cierta incomodidad.

Los encuentros familiares pueden verse envueltos en esas preguntas y frases incómodas que remiten a mandatos familiares y sociales, de los cuales no querés ser parte: ¿Todavía soltero? ¿los hijos para cuándo? ¡Mirá que quiero ser tía! ¿Cuándo un trabajo decente? Otro año sin recibirte…

Ante estas frases y reclamos, u otras cosas que pueden llegar con las celebraciones, algunas veces es bueno mantener el silencio, pero en otras ocasiones es mucho más sano tener conversaciones previas, que pueden ser incómodas, pero que ofrecerán alivio a largo plazo y favorecen la salud mental, dice el psicólogo Flavio Calvo.

¿Existe el momento adecuado?

En ese sentido, el terapeuta ofrece una serie de consejos que pueden ayudar a abordar esas charlas incómodas que nadie quiere tener, pero que muchas veces son necesarias para no seguir prolongando el mismo malestar año tras año.

“Para poder tener estas conversaciones incómodas pero necesarias es conveniente tener en cuenta algunos factores importantes”, dice. Y señala, en primer lugar, no esperar a que llegue el momento.

“Cuando se trata de un tema difícil de abordar, se suele espera el momento correcto, pero la realidad es que no existe como tal”; afirma.

En ese sentido, sostiene que “si esperás el momento ideal, lo único que vas a lograr es posponerlo y esquivarlo”. Para evitar eso, propone fijar una fecha límite, “porque si no vas a seguir pateándolo y seguirá haciendo ruido dentro tuyo”.

Mejor a solas

Por otra parte, Calvo destaca la importancia de que la charla sea a solas, ya que “cuando se habla con otras personas alrededor, estas pueden tomar parte en la conversación sin ser invitadas”. Asimismo, señala que lo recomendable es que ambos permanezcan sentados al dialogar.

“Si los dos están parados puede generar un mayor estado de alerta y esto los va a poner más a la defensiva; si uno está parado y otro sentado, va a haber una asimetría que va a jugar en contra de quien esté sentado, por lo que estar los dos sentados va a favorecer un mejor intercambio”, sostiene.

Asertividad sin agresividad

Según el terapeuta, es importante ser asertivo, es decir, no quedarse en una postura sumisa, que postergue la realización de esa charla incómoda. Pero aclara que asertividad no implica agresividad “y decir las cosas sin importar lo que le pasa al otro”.

Para lograrlo, propone enfocar la charla en el “hacer” y no en el “ser”. ¿Por qué? “Si al hablar con otra persona le digo lo que es, estoy poniendo el problema en su ser, en su persona, y eso va a hacer que se sienta juzgada y se ponga más a la defensiva y propensa a contraatacar”.

“En cambio, si me concentro en el hacer, en las acciones que me hacen mal, estoy hablando de algo externo que puede modificarse y eso hace la conversación más fácil”, diferencia.

Y ejemplifica: “No es lo mismo decir ‘sos una metida y criticona’ (lo que se ataca es el ser de la persona), que decir ‘me molesta y duele cuando hablás de mí y me criticás’ (ya que en este caso el énfasis está puesto en la acción).

Claves para manifestar las emociones

Calvo también subraya la importancia de expresar correctamente las emociones al hablar. “No quiere decir que seas una persona explosiva o que la conversación se envuelva en llanto”, aclara.

Y propone cuatro pasos que pueden ayudar a estructurar una conversación con la dirección, la duración y la intensidad adecuadas:

1. Decir qué me molesta,

2. manifestar cómo me siento con eso,

3. y qué quiero para sentirme mejor.

4. Dar un voto de confianza hacia esa persona para que pueda cambiar.

Estar dispuesto a escuchar

“Por último, es sustancial para tener una conversación incómoda que estés preparado para escuchar”, enfatiza el psicólogo.

“Muchas veces la escucha activa se convierte en el primer aliado para solucionar discordancias.”

“Escuchar activamente significa, no suponer, si algo no se entiende repreguntar, y si es necesario para que quede claro lo que se está hablando y sea comprendido parafrasear lo que el otro dice, para ver si se está entendiendo bien. Esto va a ayudar que la otra persona también se sienta escuchada y propicie un mejor clima de diálogo”, concluye.

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