Cinco alternativas naturales a la naftalina
La naftalina en el armario evita que se acerquen las tan indeseadas polillas que, por lo general, llegan desde una prenda infectada y se alimentan de fibras naturales como la lana, seda, lino o, incluso, algodón o fibras sintéticas. Pero la naftalina no es la única opción, existen alternativas naturales para combatir estos molestos insectos.
Los usos son para absorber la humedad de muebles, antioxidante (es muy útil en metales como la plata para evitar que adquiera un tono oscuro) y como repelente de polillas y también otros insectos como cucarachas, ratones o palomas.
Pero tiene un aroma un poco fuerte y si no ventilamos las habitaciones donde coloquemos este producto químico, puede perturbar al sueño e irritar las vías respiratorias. Además, hay que tener cuidado ya que debido a su tamaño pueden ser peligrosas para los niños y mascotas. Para prevenir esto, lo mejor es guardarlas en un recipiente hermético, o buscar otras alternativas naturales.
Hojas de lavanda
Es el remedio más usado en los últimos años para aromatizar el armario y ahuyentar a las polillas. Para hacer tu propia bolsita, agarrá unas cuantas ramas de lavanda, secala y dejá solo las flores. Guardá en pequeños sacos de algodón, y listo.
Piel de limón y naranja
Actúa como repelente. No obstante, hay que dejar secar muy bien estas pieles al sol antes de colocarlas en los sacos de algodón. De esta forma, evitaremos que se pudran con humedad y que generen manchas o malos olores en la ropa.
Madera de cedro
Las bolas de cedro se pueden conseguir en droguerías o en tiendas de productos del hogar. A veces se acompañan estas bolas de aceite esencial de madera de cedro para potenciar su aroma en el armario.
Hojas de laurel
Dejar secar las hojas y repartirlas por los armarios. Una vez secas, se rompen con facilidad por lo que es mejor meterlas en bolsas de tela.
Pimienta negra
Para este difusor de aroma para el armario triturá un poco las bolitas de pimienta y guardala en saquitos de algodón, dejá entre la ropa o en el fondo del armario. Sólo tené cuidado al manipularla, ya que si te la llevás a los ojos puede irritar un poco. Simplemente lavate las manos después de cada uso.