Ciencia: tu pereza es culpa de tus padres
La pereza es un arte que pocos entienden. Y es que mientras que muchos la ven como una pérdida de tiempo sin sentido, tú sabes que es un momento sagrado en el que puedes descansar tu cuerpo y tu mente.
Eso sí, si por ti fuera, estarías todo el día en pijama, acostada en tu cama, viendo Netflix porque ir al gimnasio no es un estilo de vida que quieras.
¿Podrían los genes ser culpables por la falta de motivación para moverte de la cama? Un estudio realizado por la Universidad de Missouri sugiere que así parece ser.
Al estudiar una población de ratas de más de diez generaciones, los investigadores llegaron a la conclusión de que existe la predisposición genética a la pereza, al menos entre los roedores. El estudio fue realizado por Franck W. Booth y Michael D. Roberts, de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Missouri, y los resultados se publicaron en el último número del American Journal of Physiology.
Alrededor de 50 ratas fueron colocadas en jaulas con ruedas. Durante un período de seis días, los investigadores registraron la cantidad de tiempo que cada rata pasó voluntariamente corriendo en su rueda. Las ratas se separaron luego en dos grupos de reproducción, de modo que las 26 ratas más activas solo se criaron entre sí, y las 26 menos activas solo se criaron entre sí. El proceso se repitió a lo largo de diez generaciones.
Al final del experimento, los investigadores observaron que los roedores de la línea de «súper corredores» corrían voluntariamente 10 veces más por día en promedioque los otros.
Para descubrir qué rasgos predisponen a las ratas activas a sudar, los investigadores analizaron varios factores, entre ellos la composición corporal y el contenido de mitocondrias en las células musculares. Pero la diferencia más significativa entre las dos poblaciones fue en sus genes.
«De los más de 17,000 genes diferentes en una parte del cerebro, identificamos 36 genes que pueden desempeñar un papel en la predisposición a la motivación de la actividad física», señaló Roberts.
Queda por ver, por supuesto, si tal gen existe en los seres humanos y cuán crucial podría ser para determinar nuestra disposición a participar en la actividad física.