¡Ayuda! Cómo sobrevivir a mis suegros

Es algo ya sabido, quien inicia una relación no lo hace sólo con una persona sino también con toda su familia. Y si bien durante el primer tiempo todo se enfoca en la pareja, si la cosa marcha bien a los meses llegará el estresante momento de conocer a tus suegros.

Algunas personas tienen suerte y se encuentran con una situación verdaderamente agradable. Otras, el conflicto y la tensión se sienten desde el principio.

Tal como indican los estereotipos, las dificultades generalmente suelen darse entre las suegras y sus nueras. También es cierto que los suegros son muy desconfiados a la hora de incorporar a la familia al novio de sus hijas. El factor común es siempre el temor a perder la cercanía con sus hijos a quienes además quieren ver en buenas manos.

Ni hablar de cómo a veces una situación que parecía tranquila se complica con el casamiento y la llegada de los nietos. Los suegros muchas veces desconocen algunos límites e intervienen tanto en las decisiones propias de la pareja como en cuestiones relacionadas con la educación de los nietos.

Lo cierto es que en cualquier caso, cuando existe conflicto con tus suegros quien queda en el lugar más complicado y doloroso es tu pareja, que se ve ante un dilema de darle la razón a alguna de las dos partes o incluso, muchas veces obligada a elegir entre unos u otros.

Para evitar problemas, los expertos afirman que lo mejor es adoptar una actitud clara y buscar el modo de
expresar lo que uno piensa. También aconsejan ser precavidos y no hablar a espaldas de nadie. Para ello es fundamental cultivar el contacto y sobre todo un trato amable.

También es bueno dejar los prejuicios de lado, ser abiertos e intentar incorporar a los otros a la propia vida. No se trata de ser falsos o de querer comprar a nuestra nueva familia con regalos o mentiras. Se trata de ser sincero y respetuoso, y por sobre todas las cosas de tener mucha paciencia ante un panorama espinoso.

Más vale mantener una distancia amable y apostar al paso del tiempo, sin romper el contacto por completo, ya que esa gente –si tenemos la suerte de que nuestra relación prospere- estará en nuestras vidas durante mucho tiempo.

Tengamos en cuenta que todos somos distintos, y que si bien la convivencia es difícil en todos los ámbitos, siempre podemos hacer algo por mejorar las cosas.

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