3 actividades que fortalecerán tu cerebro y que podés hacer a diario

¿Somos realmente conscientes de la gran cantidad de acciones que llevamos a cabo gracias al cerebro? Desde pensar y comunicar, controlar el movimiento de nuestro cuerpo, y hasta las funciones más básicas como respirar o alimentarnos, este órgano procesa toda la información que recibimos del interior y el exterior del organismo, y la transforma en ordenes concretas. 

Así, en una impresionante tarea colaborativa con otras partes de nuestro sistema nervioso central, el cerebro controla todas las áreas de nuestro cuerpo, simples o complejas, y por ello está en funcionamiento las 24 horas del día, todos los días del año, durante toda nuestra vida. 

Sin embargo, que siempre esté en marcha no significa que no necesite un poco de ayuda para poder ofrecer su mejor rendimiento. Seguro que hemos escuchado alguna vez la siguiente frase: «el cerebro es como un músculo, hay que entrenarlo». Pues bien, este órgano motor necesita ser fortalecido constantemente para mantener su correcto funcionamiento, evitando la pérdida de capacidades mentales y, a largo plazo, el deterioro cognitivo. 

REPARA LA MIELINA, AGUDIZA TU MENTE

Pero, ¿por qué se deteriora exactamente si no lo fortalecemos? La respuesta a esta pregunta está en un elemento clave: la mielina, una sustancia líquida que envuelve los componentes de nuestro cerebro y favorece la transmisión de información.

Esta es producida por la propia actividad cerebral y, por tanto, cuando este órgano está menos activo la mielina va desapareciendo, empeorando a su vez el rendimiento del cerebro en una especie de efecto en bucle.

Varios estudios han podido confirmar que el entrenamiento cerebral cotidiano consigue unefecto “desmielinizante”, es decir, repara la pérdida de mielina y agudiza nuestra mente.

¿CÓMO FORTALECER EL CEREBRO?

Ir al gimnasio o practicar un deporte puede, de entrada, dar un poco de pereza, pero los resultados nos sientan muy bien: tendremos más energía, mejoraremos el estado de ánimo, reduciremos el riesgo de padecer ciertas enfermedades y dormiremos mejor. 

Del mismo modo, la actividad mental aporta beneficios a nuestro cerebro que promueven la salud general de nuestro organismo: entrena la memoria, la creatividad, la orientación o la atención, y ayuda a controlar el estrés.

Es esencial encontrar tiempo para ello en nuestras ajetreadas rutinas, sobre todo en aquellos momentos como las vacaciones o tras la jubilación, cuando la actividad cerebral es más ligera de lo habitual y este órgano trabaja a menor rendimiento. Una buena forma de hacerlo es a través de los pasatiempos, actividades divertidas que además nos presentan un reto mental. 

3 ACTIVIDADES MENTALES

Un estudio llevado a cabo por expertos de la Escuela de Medicina Johns Hopkins, en Estados Unidos, consiguió demostrar que el deterioro cognitivo se podía detener o ralentizar mediante el entrenamiento constante con puzzles de crucigramas o de lógica. Estas actividades son tres claros ejemplos:

SUDOKUS

El psicólogo Jeremy W. Grabbe, de la Universidad Estatal de Nueva York, ha llevado a cabo estudios que apoyan firmemente los beneficios de realizar sudokus de manera regular para la activación general del cerebro y la estimulación de la memoria en jóvenes y adultos de edades muy variadas. 

Los resultados fueron muy concluyentes: tras varios meses de trabajo, la memoria de los individuos rendía significativamente mejor, especialmente en relación a símbolos y letras.

JUEGOS DE LÓGICA

Un equipo de psicólogos de la Universidad de Michigan también llevaron a cabo una investigación similar, centrada en los juegos de memoria, donde demostraron que los pasatiempos de este tipo se relacionaban con el aumento de la inteligencia fluida en adultos. Además, mejoran también la capacidad para la resolución de problemas y la velocidad de procesamiento de la información en el cerebro. 

CRUCIGRAMAS

Los crucigramas ayudan a trabajar las habilidades cognitivas y sociales, además de aumentar la memoria, el vocabulario y el pensamiento crítico, elementos que serán esenciales para la capacidad del habla, una función que se desarrolla desde nuestro cerebro. 

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