22.11.63: Asesinan a JFK

La muerte de John F. Kennedy fue quizás el magnicidio más impactante del siglo XX. El hecho, provocó un quiebre en la sociedad norteamericana y sembró incógnitas en el mundo entero, pero también consolidó a JFK como una de las figuras más fuertes de la historia.

Seguramente cuando John F. Kennedy despertó en la mañana del 22 de noviembre de 1963, jamás imaginó que no sería tanto su gestión presidencial como los acontecimientos que se desencadenarían durante ese día, los que imprimirían su figura en la memoria de todos los norteamericanos.

Debía viajar a Dallas como escala de su gira electoral para los comicios de 1964 que lo tendrían nuevamente como candidato a presidente.

Tras una exitosa gestión, representaba las aspiraciones y esperanzas estadounidenses. Su férrea defensa de los derechos civiles y su política económica -entre otras medidas- lo posicionaban como uno de los favoritos entre el electorado.

Sin embargo, el candidato demócrata también había ganado objetores desde su nombramiento en enero de 1961. Y Dallas constituía un bastión republicano con una gran influencia de los sectores de extrema derecha hostiles a Kennedy, que consideraban que estaba vendiendo el país a los comunistas y a los negros. Aunque esto no fue impedimento para realizar una corta visita a la ciudad.

A las 11.40 de ese día, el Air Force One aterrizó en el aeropuerto Dallas, proveniente de Fort Worth. La comitiva presidencial descendió del avión, abordó un Lincoln Continental X-100 y se puso en marcha hacia el centro de la ciudad.

En el coche presidencial -que circulaba descapotado- viajaban el gobernador de Texas John Connally y su mujer, junto a Kennedy y su esposa “Jackie”, quienes descendieron del auto numerosas veces a saludar a las miles de personas que se agolparon en las calles esa mañana.

Detrás lo seguía un coche con agentes, otro con el vicepresidente Lyndon B. Johnson, y luego la prensa acreditada.
La comitiva debía continuar por la calle Main hacia el puente del Pontchartrain. Sin embargo la ruta fue modificada la noche anterior, sin que quede claro quién fue responsable en esta decisión o si se tomaron las más elementales medidas de seguridad, teniendo en cuenta que el coche circulaba totalmente descubierto, rodeado por un mar de gente y entre edificios repletos de ventanas. Un escenario difícil de controlar.

A las 12.30, el Lincoln ingresó en la Plaza Dealey y avanzó por la calle Houston. En la esquina con Elm Street debió realizar un giro de 120º a la izquierda, lo que obligó a reducir la velocidad de la limusina, que quedaba completamente vulnerable a tan sólo 20 metros de edificio del Almacén de Libros Escolares de Texas y a merced del arma que quitaría la vida al 35° Presidente de los EE.UU.

JFK 2

Bastaron tres disparos. El primero fue desviado por un árbol y rebotó en el cemento hiriendo a un hombre en el público. Para el resto de los presentes, el hecho pasó inadvertido.

Al instante se produjo el segundo disparo, que esta vez sí impactó a Kennedy en su espalda. Jackie observaba atónita mientras su marido se llevaba ambas manos a la garganta, intentando cubrir el orificio de salida. El gobernador Connally también había sido herido.

Jackie recostó con cuidado sobre sí a su marido, posando su cabeza junto a la suya. Pero inmediatamente, sobrevino el horror con un tercer disparo, que esta vez impactó de lleno en el hueso occipital de la cabeza de Kennedy. Jackie, soltó súbitamente a su esposo y se abalanzó sobre la parte trasera del auto, al tiempo que un agente trepaba al baúl del Lincoln para cubrir al presidente y su esposa con su propio cuerpo.

La dantesca escena transcurrió tan sólo en 20 segundos, tras los cuales el coche presidencial abandonó la comitiva a toda velocidad hacia el Hospital Parkland. En las calles reinaba la conmoción.

Mientras se intentaba salvar a Kennedy, el vicepresidente Johnson -en una desconcertante decisión- ordenó al Servicio Secreto limpiar el coche presidencial ubicado en el estacionamiento del hospital. Para algunos, esto constituiría la eliminación de pruebas que podrían haber ayudado a esclarecer el caso.

A las 13.00, el equipo médico del Parkland Hospital declaró oficialmente la muerte del presidente Kennedy. «No tuvimos nunca una esperanza de salvar su vida», manifestaron.

JFK 3

El servicio secreto embarcó el cuerpo de JFK en el Air Force One rumbo a Washington. En el trayecto, Lyndon Johnson juró como nuevo presidente, delante de una Jackie Kennedy aún desencajada y con su vestido manchado de sangre.

Lee Harvey Oswald fue detenido inmediatamente. Su porte coincidía con la descripción del sospechoso transmitida por la policía de Dallas y habría asesinado a un policía -J. D. Tippit- mientras éste intentaba arrestarlo.

Oswald fue acusado de la muerte de Tippit y de Kennedy a última hora de la tarde del día 22 de noviembre, a pesar de haber sostenido con firmeza su inocencia.

Nunca pudo defenderse frente a un jurado. A sólo 48 horas del asesinato de Kennedy, Oswald -único sospechoso- era ejecutado frente a la atónita mirada de policías y periodistas mientras lo trasladaban a la Prisión de Dallas para «una mayor protección».

El “justiciero” era Jack Ruby, un conocido gangster que se abrió paso entre la multitud y disparó con un Colt Cobra a Oswald en el estómago, hiriéndolo de muerte.

Luego declararía que con su actuar había «redimido» a la ciudad de Dallas ante los ojos del pueblo estadounidense.
La historia oficial -detallada por la “Comisión Warren”- aseguraría que Oswald fue el único ideólogo y ejecutor de la muerte de Kennedy. Lo cierto es que Oswald se llevó todas las respuestas con él, dejando dudas y teorías conspirativas por doquier.

De hecho, el Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos, constituido en 1976 para investigar el crimen, concluyó que éste fue resultado de una conspiración en la que estuvieron involucradas varias dependencias del Gobierno estadounidense. El Departamento de Justicia, FBI, CIA, y la Comisión Warren fueron severamente criticados por su pobre desempeño en la investigación, y el Servicio Secreto fue tildado de deficiente en su protección al Presidente.

Y es que las imágenes de ese 22 de noviembre recorrerían el mundo entero y generarían -hasta el día de hoy- conmoción y sospechas. Las preguntas no son pocas: ¿por qué se dejó JFK tan desprotegido? ¿Por qué hubo un cambio en el recorrido sin tomar los recaudos de necesarios? ¿Hubo un solo tirador? ¿Por qué se ordenó limpiar el Lincoln inmediatamente después del atentado? ¿Qué hay detrás del asesinato de Kennedy y posteriormente de Oswald?
Todo permanece en penumbras…

Lo único cierto es que ese día, Kennedy dejaría de ser un hombre. Norteamérica lo convertiría en una leyenda…

 

Por María V.

 

 

El asesinato en 360° mostrado por YouTube

 

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