Tres tipos de amigos que hay que tener en la vida para ser feliz, según Harvard
Teniendo en cuenta que la felicidad está intrínsecamente ligada a las relaciones sociales, algunos expertos consideran que es esencial cultivar diferentes tipos de conexiones con los demás para experimentar una vida plena.
Las relaciones sociales y la calidad de las amistades desempeñan un papel crucial en nuestra felicidad y bienestar emocional. Uno de los mayores estudios científicos hasta la fecha sobre este asunto, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Harvard desde 1938, refleja la importancia de cultivar relaciones sanas y sólidas en nuestras vidas.
Se trata de un trabajo dirigido por el psiquiatra y psicoanalista Robert Waldinger, cuyo equipo ha desvelado algunas conclusiones sorprendentes sobre la felicidad. “Descubrimos que tener vínculos fuertes e íntimos con otras personas nos hace más felices”, explicaba en una entrevista.
Al mismo tiempo, estos expertos revelaron que las personas que mantienen relaciones sólidas y cercanas tienden a vivir más y mejor. “Las personas con mejores relaciones viven más, son más felices y gozan de mejor salud”, en palabras de Waldinger.
“Por el contrario, la gente solitaria o que vive aislada de la sociedad, desarrolla enfermedades fruto del envejecimiento antes y vive menos que quienes no están solos y tienen relaciones sociales sólidas”, apuntaba el investigador.
Una de las conclusiones de los autores del estudio es que todos necesitamos estar conectados con nuestro entorno. “Nos necesitamos unos a otros. Cuando compartimos algo con otra persona sentimos que el cuerpo recupera su equilibrio”, señalan los investigadores.
Así, teniendo en cuenta que la felicidad está intrínsecamente ligada a las relaciones sociales y la calidad de nuestras amistades, algunos expertos consideran que es esencial cultivar diferentes tipos de conexiones con los demás para experimentar una vida plena y satisfactoria.
A este respecto, el científico y profesor de la Harvard Business School, Arthur C. Brooks que actualmente imparte un curso sobre cómo gestionar la felicidad, cree que necesitamos tres tipos de amistades para ser realmente felices.
En primer lugar, Brooks se refiere a las ‘amistades útiles’, aquellas que suelen surgir en entornos profesionales o laborales. Estos son compañeros con los que compartimos intereses o metas comunes, y su valor radica en la colaboración y el apoyo mutuo que brindan en nuestra vida cotidiana.
Aunque estas relaciones no siempre son tan sólidas, Brooks defiende que pueden ser extremadamente beneficiosas al proporcionarnos recursos y oportunidades que contribuyen a nuestro crecimiento personal y profesional.
Por otro lado, habla de ‘amistades de ocio’, que se basan en la admiración mutua y el disfrute compartido. Estas son personas con las que nos sentimos bien y nos divertimos, y su presencia nos aporta alegría y satisfacción en nuestras vidas. Compartir momentos de ocio con estos amigos puede ser una fuente invaluable de felicidad y bienestar emocional, ya que nos permiten escapar del estrés y las preocupaciones del día a día, tal y como mantiene el científico.
Sin embargo, para Brooks, son las amistades virtuosas o ‘perfectas’ las que ocupan un lugar especial en nuestras vidas. Estas son nuestras conexiones más profundas e importantes, basadas en valores, principios y experiencias compartidas.
Este tipo de amigos nos brinda apoyo emocional, comprensión y un sentido de pertenencia, a la vez que nos ayudan a enfrentar los obstáculos de la vida con fortaleza y resiliencia. Cultivar estas amistades es esencial para nuestro crecimiento personal y emocional, ya que nos permiten ser auténticos y vulnerables en un entorno seguro y de confianza.
“Puede que no seas capaz de expresarlo con palabras, pero probablemente sepas cómo se sienten estas amistades ‘perfectas’”, anota Brooks. “Suelen sentir algo en común por algo ajeno a cualquiera de los dos, ya sea algo trascendental (como la religión) o simplemente divertido (como el béisbol), pero no dependen del trabajo, ni del dinero, ni de la ambición”, añade.
Además, se considera que estas amistades pueden tener un impacto positivo en nuestra salud física y mental. Numerosos estudios han demostrado que las personas con una red sólida de amigos tienen un menor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas, como enfermedades cardíacas y depresión, y disfrutan de una mayor longevidad.
El apoyo social que recibimos de estos amigos también puede ayudarnos a manejar el estrés y la ansiedad de manera más efectiva, y afrontar los desafíos de la vida con una actitud más positiva y optimista, tal y como aseguran los expertos.
También, la calidad de nuestras amistades puede tener un impacto notable en nuestra percepción general de la vida y nuestro sentido de satisfacción. Las personas que disfrutan de relaciones sólidas tienden a mostrar niveles más altos de bienestar subjetivo y una mayor sensación de propósito y significado en su vida.
“Las buenas relaciones fomentan la salud física y la longevidad. Es una de las formas de ayudarnos a regular las emociones negativas”, señalaba Waldinger. Al tiempo, remarca que al compartir momentos de felicidad y tristeza con amigos que nos valoran y aprecian, podemos experimentar una sensación más profunda de conexión y pertenencia que enriquece nuestras vidas de manera inigualable: “Todo el mundo necesita sentir que es parte de algo”, sentencia.