“Aunque usted no lo crea”, el mítico programa que no podíamos dejar de mirar

Ripley, ¡aunque usted no lo crea! fue un programa documental de televisión que salió al aire por la cadena estadounidense ABC desde 1982 hasta 1986. En la Argentina, lo emitió Canal 9 unos años después. Son 79 episodios de una hora que muestran acontecimientos raros o hechos insólitos. La invitación al inicio es emprender una “jornada hacia lo extraño, lo fantástico y lo inesperado” y cada caso cierra con la frase “aunque usted… no lo crea”. El famoso compositor Henry Mancini hizo la música de la presentación.

Para llegar a Aunque usted no lo crea, uno de los mayores éxitos televisivos de los ochenta, hace falta entrar, aunque sea solo por unas líneas, en la rica historia de su creador.

El imperio forjado por Robert L. Ripley solo es comparable al de Charles Foster Kane en El Ciudadano. Diarios, libros, películas, programas de televisión, radio, museos, centros de juegos. El cazador de sucesos extraños por excelencia no dejó nada sin explorar.

El talento de Mr. Ripley

Es 1918. Suena el silbato y Ripley entra a la cancha. El primer escenario conquistado por este humorista gráfico de Santa Rosa fueron los periódicos. En ellos plasmó la pasión de su vida: acontecimientos bizarros, misteriosos, truculentos, raros, excéntricos, exagerados, insólitos.

Su primera creación notable fue “Champs and Chumps”. Se trataba de una sección de humor gráfico y curiosidades relacionados al mundo del deporte.

Ripley nunca sondeó los micros. Siempre apuntaba a lo macro, y las cosas le salían. Por eso, en 1922 decidió, como quien coloca una tostada en la tostadora, dar la vuelta al mundo. Literalmente.

Partió en diciembre de 1922 y llegó en abril de 1923. Era otro. Cuando retornó a su Estados Unidos natal decidió que lo suyo no serían solo los deportes, sino todo lo que la mente humana pueda abarcar. Decidió convertirse en un explorador de los límites.

Todo aquello que había anotado en su diario de viaje lo plasmó en nuevas historietas gráficas a las que llamó «Aunque usted no lo crea, de Ripley». Como era de esperar, explorar todos los temas del mundo le quedaba grande, así que contrató a un obsesivo como él para que lo ayudara en su objetivo imposible.

Esta persona, una suerte de periodista -o espía nerd-, se llamaba Norbert Pearlroth. Quienes lo conocieron afirmaron que era “una enciclopedia ambulante”. Pearlroth se pasó más de cincuenta años encerrado diez horas por día en la biblioteca pública recabando información para hacer más jugosos los informes de Ripley.

Con la ayuda de su fiel ladero, en 1929 Robert dio un paso extra y descubrió que lo suyo estaba para más. Publicó su primer libro de curiosidades y lo vendió como bebida cola en estadio deportivo. Sus dibujos, aquellos que salían publicados en aproximadamente 17 diarios locales, ya no solo eran distribuidos en Estados Unidos: eran de todo el mundo.

Ripley vendió millones y millones de libros. Su imperio siguió creciendo incluso después de que su creador, el curioso emperador, muriera en 1949.

Para aquel entonces, Robert había logrado verdaderos hitos radiales. Desde 1930, que fue cuando firmó con NBC, se preocupó por transmitir en vivo desde los lugares más recónditos del mundo, incluida la Argentina.

Fue el primero en transmitir a nivel nacional desde el medio del océano (también debajo del agua), participó en la primera transmisión desde Buenos Aires a Nueva York y fue pionero en transmitir en vivo a todas las naciones del mundo de manera simultánea.

El cine, quizás su rama artística menos explorada, tampoco pudo huir de su mundo. En 1931, mientras publicaba su segundo libro de rarezas, hizo algunos cortos para la Warner.

El mundo de los juegos también lo mantuvo ocupado. Uno puede encontrar flippers de su marca en cualquier lado como también parques de diversiones específicamente dedicados al universo bizarro de Aunque usted no lo crea.

Como El Zorro

Aunque usted no lo crea en los años 80 y 90 producía en Argentina el mismo efecto que El Zorro, El Chavo del 8 o Casados con hijos. Un efecto hipnótico que hacía sentir cómoda a toda la audiencia de Canal 9, ya sean grandes, chicos y medianos. Aunque usted no lo crea servía tanto para estar de fondo, como para acompañar comidas o deleitar a los televidentes más activos.

Las notas de la voz castellana de Palance -la misma que la de He Man- hipnotizaba a quienes se entregaban a ella.

A no confundir: la primera edición de Aunque usted no lo crea fue estrenada en 1949 y conducida por el propio Ripley. Fue emitida de marzo a mayo de aquel año hasta que el presentador murió.

Esa edición nadie la recuerda. Casi no hay material en internet y tuvo muy pocos episodios. La versión del programa más recordada, la que aquí nos convoca, fue emitida de 1982 a 1986 y consta de 82 programas.

El mencionado Palance oficiaba de reemplazante de Ripley y estaba acompañado de co-conductoras. La primera temporada, que duró un año, tuvo a su lado a la actriz de All That Jazz Catherine Shirriff. En otras, por ejemplo, a su hija Holly.

El show tenía siempre la misma estructura. Era musicalizado por Henry Mancini, empezaba con Palance prometiendo misterios, seguía con Jack resumiendo qué mostraría el episodio venidero, continuaba con el propio Ripley diciendo “Aunque usted no lo crea” y se completaba con el montaje de los informes alocados. En el medio, copetes del presentador. En el final, los adelantos del próximo episodio. Y así, todos.

Aunque usted no lo crea, de Ripley no era más que eso: un cúmulo de informes bizarros sobre cosas absolutamente arbitrarias que no tenían nada que ver entre ellas.

Todo programa de TV clásico tiene hitos, Aunque usted no lo crea seguramente le guarda lugar en su subconsciente al hombre de las uñas de diez metros. El episodio 16, aquel que guía esta lectura y nos da un panorama de lo que podía ofrecer la serie, finaliza así:

“La próxima semana en Aunque usted no lo crea, sube al cuadrilátero con un oso luchador. Descubra cómo dos enemigos por naturaleza llegan a una paz individual. Salte en un festival de fango en Japón y persiga a un dragón en una calle de Bélgica. Únase a un desfile de patos en un hotel de Memphis y busque diamantes en Arkansas. Todo esto en la próxima emisión de Aunque usted no lo crea”.

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