¿Amigos con derechos?

Existen tantos tipos de relaciones amorosas como personas hay en el mundo. Hoy en día cada pareja tiene la libertad de acordar sus propias reglas, sin necesidad de adecuarse a una etiqueta determinada. Lo importante es mantener siempre el respeto y la claridad y que la relación que mantenemos nos brinde felicidad.

En ese marco, no es poco común tener un «amigo con derecho a roce», es decir, una relación en donde las obligaciones son mucho más flexibles y no existe el compromiso de una pareja formal. Pero cuidado, si bien podría ser bueno para vos abrirte a esta posibilidad, lo cierto es que no todo el mundo está preparado para tener un amigo con derechos. Se requiere mucha seguridad, autoestima y tener muy claro qué es lo que se está haciendo y por qué.

Estas son sólo cinco normas de oro que tendrás que tener en cuenta si decidís embarcarte en una aventura.

1. Sé completamente sincero: La base de cualquier relación sana es la honestidad. Sobre todo cuando se trata de fijar límites y responsabilidades y expresar lo que se espera del otro y lo que uno necesita. Una relación abierta jamás va a funcionar si el otro espera un compromiso mayor de nuestra parte. Tenés que ser honesto con vos mismo sobre lo que querés y saber comunicarselo al otro de modo que no haya malos entendidos y que nadie salga lastimado en el futuro.

2. No te enamores: Es difícil no tener sentimientos profundos hacia una persona con la que compartimos nuestra intimidad. Es por eso que no todos están preparados para mantener una relación de este tipo. Si no querés sufrir, sé claro sobre lo que te está pasando y abrite si el otro no comparte tus expectativas.

3. Cero exigencias: No es tu novio, es tu amigo. A los amigos con derechos no se les puede exigir exclusividad, fidelidad ni más de lo que nos puede dar. No seas exigente ni necesitado y si en algún momento te das cuenta que necesitás un mayor compromiso, charlalo y abrite de la relación si el otro no desea lo mismo.

4. Sé discreto: Este punto aplica especialmente si tienen amistades en común o si trabajan en el mismo lugar. La discreción es fundamental al demostrar respeto por el otro y cuidar la historia que estás manteniendo. El mundo no tiene por qué enterarse de lo que sucede en tu cama.

5. ¡Disfrutá! Si te das cuenta que esta alternativa es lo que necesitás en este momento, relajate y disfrutá cada segundo. No te mortifiques haciéndote preguntas, cuestionando tus valores o pensando en qué pasará. La idea de todo esto es pasarla bien, ¡no lo olvides!

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