Razones para pasar más tiempo al aire libre, según la ciencia

En la era digital, parece existir menos necesidad que nunca de aventurarse fuera de casa para nuestro ocio y entretenimiento. Niños y adultos no necesitan aventurarse tras las puertas del hogar para encontrar a sus amigos. Solo necesitamos abrir una aplicación o red social y listo, todo un mar de posibilidades sociales.

Pero, ¿eso significa que jugar al aire libre o pasar tiempo al aire libre está pasado de moda? Por supuesto que no. No debería ser así, ya que las actividades al aire libre son algo más que entretenimiento: salir a la naturaleza es bueno para la salud de todos en la familia, y en esta galería echamos un vistazo a algunos de los beneficios para la salud de pasar tiempo fuera de casa, al aire libre, en contacto con la naturaleza.

No podemos negar que la mayoría de nosotros pasa gran cantidad de tiempo dentro de casa y algunos apenas salen fuera en absoluto, mucho menos durante el día. Por desgracia, permanecer dentro de casa mucho tiempo puede tener graves efectos sobre nuestra salud, tanto física como mentalmente. Hoy veremos por qué es tan importante salir de vez en cuando.

Si tu trabajo te mantiene en un cubículo todos los días, o trabajas en tecnologías de la información y no sueles salir demasiado de tu ‘cueva’, estarás dándole un mal servicio a tu propio cuerpo.

Para empezar, nuestro organismo necesita la vitamina D de la luz solar directa para mantener nuestros huesos sanos y evitar enfermedades como la osteoporosis. Del mismo modo, una serie de estudios han demostrado que simplemente pasar tiempo en contacto con la naturaleza y no solo al aire libre (en un parque o por el campo), puede aumentar nuestra creatividad y nuestra función cognitiva. Así que si tienes oportunidad, toma el almuerzo fuera, preferiblemente en el parque, y toma un poco de sol.

Hay que tener en cuenta que el ejercicio es más fácil al aire libre. Así es. Hay un montón de maneras de estar físicamente activo dentro de casa -por supuesto-, y también es posible estar inactivo al aire libre -claro que sí-. Pero, como norma general, es más fácil hacer ejercicio al aire libre. Esto es especialmente cierto para los niños, que son menos propensos que los adultos a hacer uso de equipos de gimnasia en el hogar como las cintas de caminar o las bicicletas de spinning, que los adultos utilizan para hacer ejercicio en un ambiente controlado y puede que más cómodo.

¿Por qué el aire libre es más propicio para el ejercicio? Por un lado, hay mucho espacio para moverse, y muchas actividades al aire libre típicas requieren movimiento. Pero no solo eso. Lo normal es que nos sintamos más inspirados para hacer ejercicio cuando estamos al aire libre, y es que muchos estudios han encontrado que el color verde ayuda a hacer más fácil el ejercicio de la misma manera que el rojo y el amarillo provocan el hambre subconscientemente. Podemos encontrar un montón de color verde al aire libre en las plantas, los árboles, la hierba…

 

Puede mejorar la memoria a corto plazo

Varios estudios han demostrado que los paseos por la naturaleza tienen efectos muy positivos en la memoria que otro tipo de paseos no tienen. En un estudio liderado por el investigador Marc G. Berman de la Universidad de Michigan (EE. UU.) los estudiantes tuvieron que hacer una breve prueba de memoria; luego fueron divididos en dos grupos. El primer grupo dio un paseo por una zona llena de árboles y el otro dio un paseo por una calle de la ciudad. Cuando los participantes volvieron e hicieron la prueba de memoria de nuevo, los que habían caminado por el parque hicieron la prueba casi un 20% mejor que la primera vez. Los que habían caminado por la ciudad no presentaron ninguna mejora consistente.

Un estudio similar publicado en 2012 (Interacting with Nature Improves Cognition and Affect for Individuals with Depression) sobre personas deprimidas también halló que los paseos por la naturaleza impulsaron la memoria de trabajo mucho más que los paseos en entornos urbanos. Así las cosas, mejor andar por el campo que por la ciudad.

 

Tiene efecto antiestrés

Estar al aire libre cambia la expresión física del estrés en el cuerpo. Un estudio de 2009 (Effect of forest bathing trips on human immune function) halló que los estudiantes enviados al bosque durante dos noches tenían niveles más bajos de cortisol, la hormona del estrés, en comparación con los que pasaron ese tiempo en la ciudad.

En otro estudio de 2011 (Preventive medical effects of nature therapy), los investigadores encontraron una disminución en la frecuencia cardíaca y los niveles de cortisol en sujetos que habían pasado tiempo en la naturaleza en comparación con los de la ciudad. Entre los que trabajan en una oficina, incluso ver la naturaleza por una ventana se asocia a un menor estrés y una mayor satisfacción en el trabajo.

 

Reduce la inflamación

La inflamación ha sido asociada con una amplia gama de enfermedades incluyendo trastornos autoinmunes, enfermedad inflamatoria intestinal, depresión y cáncer. Pasar tiempo en la naturaleza puede ser una forma de ayudar a mantenerla bajo control.

En un estudio, los estudiantes que pasaron tiempo en el bosque tenían niveles más bajos de inflamación que aquellos que pasaron tiempo en la ciudad. En otro, los pacientes ancianos que habían sido enviados en un viaje de una semana al campo, mostraron signos reducidos de inflamación.

 

Elimina la fatiga

El aire libre ayuda a eliminar la fatiga. ¿Conoces esa sensación en la que tu cerebro parece que va a estallar? Es lo que los investigadores llaman » fatiga mental». Para aliviar esta fatiga y poner en marcha nuestra mente de nuevo, lo mejor es exponer nuestro cerebro a entornos de restauración que, como ya han demostrado diversos estudios, generalmente significa estar al aire libre. Un estudio publicado en 2008 (The Cognitive Benefits of Interacting With Nature) demostró que la energía mental se recupera incluso cuando únicamente miraban imágenes de naturaleza.

Combate la depresión y la ansiedad

La ansiedad, la depresión y otros problemas de salud mental pueden aliviarse por pasar algo de tiempo al aire libre, especialmente cuando se combina con el ejercicio.

Un estudio halló que los paseos por el bosque se asociaban a niveles más reducidos de ansiedad y mal estado de ánimo, y otro encontró que los paseos al aire libre podrían ser «clínicamente útiles como un suplemento a los tratamientos existentes» para el trastorno depresivo mayor.

«Los enfermos mentales tuvieron una de las mayores mejoras en la autoestima», concluyeron los autores del estudio. La presencia de agua (río, lago, cataratas…) hizo que los efectos positivos fueran aún más fuertes.

 

Protege la vista

Diversos estudios, como el publicado en 2008 en la revista Ophtalmology (Outdoor activity reduces the prevalence of myopia in children), concluyó que, por lo menos en los niños, la actividad al aire libre puede tener un efecto protector en los ojos, reduciendo el riesgo de desarrollar miopía.
«Incrementar el tiempo dedicado al exterior puede ser una estrategia sencilla para reducir el riesgo de desarrollar miopía y su progresión en niños y adolescentes», concluyó otro estudio similar.

El mismo tipo de estudio, publicado en 2014 (Outdoor Activity during Class Recess Reduces Myopia Onset and Progression in School Children) determinó que las actividades al aire libre durante las clases reducían las tasas de miopía entre los niños. Para probarlo, los investigadores estudiaron dos escuelas cercanas de Taiwán donde la miopía era igualmente común. Pidieron a una escuela que alentara la actividad al aire libre durante el recreo y que la otra escuela actuara como grupo de control. Tras un año, la tasa de miopía en la escuela que había promovido las salidas al exterior, fue del 8,41%; en el grupo de control, de 17,65%. Las cifras hablan.

 

Ayuda a la concentración

El ambiente natural es «restaurador», y uno de los beneficios que posee dar un largo paseo por la naturaleza es que puede restaurar tu mermada concentración. Así, en un estudio (Restorative Effects of Natural Environment Experiences), los investigadores se emplearon a fondo para agotar la capacidad de concentración de los participantes. Luego, dividieron a los participantes en tres grupos: el primero, salieron a dar un paseo por el bosque; el segundo, por la ciudad; y, el tercero, permanecieron sentados, como grupo de control. Cuando regresaron, el grupo que estuvo en contacto con la naturaleza obtuvo el mejor resultado en una tarea de corrección de pruebas.

El efecto sobre la atención es tan fuerte que podría ayudar a los niños con TDAH, pues pasar 20 minutos en un parque «podría servir como una nueva herramienta segura, barata y ampliamente accesible para controlar los síntomas del TDAH «, según los autores de otro estudio publicado en SAGE Journals.

 

Te hace más creativo

«Imagine una terapia que no tenga efectos secundarios conocidos, fácilmente accesible y que pueda mejorar su funcionamiento cognitivo a costo cero». Ese es el resumen del estudio (The Cognitive Benefits of Interacting With Nature) publicado en SAGE Journals que describe los beneficios de la llamada «terapia de la naturaleza».

Otro estudio encontró que las personas que pasan al menos 4 días en contacto con la naturaleza -aquí no hablamos de un paseo por el parque- aumentaron su rendimiento en una prueba creativa de resolución de problemas en un 50%.

 

Reduce la presión arterial

Teniendo en cuenta que pasar tiempo al aire libre por lo general implica caminar, no es ninguna sorpresa que también disminuya la presión arterial, como así han demostrado diversos estudios.

Un estudio publicado en Enviromental Health de 280 participantes en Japón (The physiological effects of Shinrin-yoku -taking in the forest atmosphere or forest bathing-) concluyó que junto con la reducción de la hormona del estrés en más del 15%, dar un paseo por el bosque redujo el pulso promedio de los participantes en casi un 4% y la presión arterial un poco más del 2%.

 

Puede prevenir el cáncer

La investigación sobre esta conexión aún se encuentra en sus primeras fases, pero estudios preliminares han sugerido que pasar tiempo en la naturaleza -en los bosques en particular- puede estimular la producción de proteínas anticancerígenas que pueden durar hasta 7 días después de haber pasado tiempo en la naturaleza. Vivir en áreas con mayor cobertura forestal también ha sido asociado a menores tasas de mortalidad de una amplia variedad de cánceres.

 

Refuerza el sistema inmunológico

Pasar tiempo al aire libre provoca un impulso general al sistema inmunitario, que nos puede ayudar a su vez a combatir males menos graves, como los resfriados, la gripe y otras infecciones.

Un estudio de 2010 (Effect of forest bathing trips on human immune function) relacionado con este efecto señaló que ‘todos estos hallazgos sugieren que los ambientes forestales tienen efectos beneficiosos sobre la función inmune humana’.

 

Menos riesgo de muerte prematura

Con todos estos beneficios, no es de extrañar que estar en contacto con la naturaleza se asocie con un menor riesgo de muerte prematura. Según un estudio holandés de 250.782 personas (Green space, urbanity, and health: how strong is the relation?), existe una fuerte conexión positiva entre los espacios verdes y la salud, sobre todo para los residentes de los entornos urbanos. Menos enfermedades y una tasa de mortalidad más baja, con una disminución considerable en la posibilidad de muerte por cáncer, enfermedad pulmonar o enfermedad renal, es otra de las conclusiones de un reciente estudio publicado en la revista Environmental Health Perspectives.

 

Es bueno para el desarrollo del cerebro

La población infantil es en la que más se ha incidido para los estudios que asocian pasar tiempo al aire libre y el desarrollo del cerebro. Así, diversos estudios han ido demostrando los beneficios de que los más pequeños pasen el mayor tiempo posible en entornos naturales, pues el vínculo entre la escuela y el desarrollo cognitivo en los alumnos de primaria es tácito, tal y como evidenció un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

 

Recuperación tras las operaciones

Un estudio de la Universidad Tecnológica Chalmers, en Gotemburgo (Suecia) demostró los beneficios de la naturaleza sobre la salud. Dividieron a los pacientes en dos grupos. A los que se estaban recuperando de una operación de vesícula los repartieron en dos habitaciones: con vistas a edificios o con vistas a árboles. El resultado fue que los primeros necesitaron menos analgésicos, fueron mejores pacientes y recibieron el alta tres días antes que los que solo tenían la visión de los edificios en sus habitaciones.

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