¿Por qué se sirve un vasito de soda junto con el café?
En casi todas las cafeterías, cuando alguien pide un café, éste suele estar acompañado de un vaso pequeño de agua o soda, pero pocos saben de dónde proviene esta costumbre o cuál es su finalidad. En esta nota te lo contamos.
En cualquier bar en el que pidas un café y en cualquiera de sus variedades, te van a traer junto a tu taza un pequeño vaso de agua o de soda.
Lo habitual es recibir un vaso de agua mineral o de la canilla pero de excelente calidad, en vaso bajo de vidrio. También es posible encontrarse con soda, y es que, sobre todo en algunos países como Alemania históricamente no se concibe beber café sin tener al lado un vaso con un toque de gas.
Hablamos de cafés donde lo importante no es tomar una dosis rápida de cafeína, es toda una cultura que va más allá. Se va a pasar un buen rato agradable, solo o en compañía, a leer, estudiar, trabajar o charlar y, puede ser el preludio de una cena o comida. Por eso en los mejores templos del café te servirán tu taza con una porción de crema, un sobrecito de azúcar, una pequeña galleta o chocolate y, por supuesto, un vaso de agua. Son esos detalles los que marcan la diferencia.
Mitos y curiosidades sobre su posible origen
El origen de esta tradición está rodeado de cierto misterio, con algunos mitos y leyendas que pretenden buscar una explicación algo literaria. Hay quien dice que fue la nobleza del antaño glorioso Imperio astrohúngaro la que comenzó la costumbre. Cuando los señores y damas de la nobleza vienesa incorporaron el café a su vida social, se encontraron con un problema: ¿qué hacer con la cucharilla manchada de crema después de remover la taza?
La respuesta normal sería “limpiarla con la boca” o, sencillamente, depositarla sobre el platito, pero eso podía ser considerado muy poco elegante e indigno. De este modo, los hosteleros empezaron a ofrecer un vaso de agua para que sus clientes pudieran respirar tranquilos, dejando las cucharas dentro para evitar manchas indeseadas.
Hay quien sostiene que en realidad ese vaso de agua tenía que ver más con una visión de negocio. Los lujosos cafés del siglo XIX y principios del XX dependían enteramente de su clientela, los nobles y burgueses más reputados y adinerados de la ciudad. Era esencial mantener el flujo de comensales y evitar las mesas vacías, así que los empleados procuraban que se sintieran como en casa. Ofrecer los periódicos del día y el vaso de agua formaba parte de la estrategia para que el cliente no tuviera ganas de marcharse.
Cómo acompañar correctamente tu café con un vaso de agua o soda
Cualquier bar debería ofrecer un vaso o jarra de agua corriente a clientes recién llegados para desayunar, almorzar, cenar o merendar, como pura cortesía. Sin embargo, en el ámbito cafetero esta buena costumbre tiene otra explicación. Y no tiene nada que ver con la moda de tomar agua a todas horas por salud o belleza. El vaso de agua o de soda nos ayuda a apreciar mejor el café.
El agua puede ser una bebida muy humilde pero tiene más valor que solo calmarnos la sed. Además de ser imprescindible para mantenernos hidratados, tiene un gran poder de limpieza del paladar, preparando nuestra boca para recibir cualquier sustancia como se merece.
Si a la hora de elegir un lugar donde sentarnos a disfrutar y buen café nos preocupamos tanto por la calidad del sabor y del grano, sería una pena que no pudiéramos apreciarlo correctamente. Por eso los verdaderos sibaritas saben que el agua se debe tomar antes del café, para degustar todos sus matices de aroma, cuerpo y sabor. Así no se enmascaran sus propiedades: es también una buena forma de destapar cafés de mala calidad.
Otros expertos en el tema aseguran que la soda debe ir tomándose de a sorbos pequeños, para que las papilas gustativas se limpien constantemente y el sabor de una taza de café pueda saborearse tanto desde el inicio como hasta el final.
Ahora bien, si el café no fue de su agrado, muchos clientes suelen pedir un vaso de soda extra para lavar por completo el sabor de la boca y dejar en claro que algo no anda bien a la hora de preparar una taza de café.
Por lo tanto, beberse el vaso de agua después del café no es solo un error, también podría ser ofensivo para el anfitrión o el propietario del bar. Es una forma de expresar que no has disfrutado de la taza y necesitas “eliminar” su sabor. Hay una excepción que sí está socialmente aceptada; cuando nos quedamos un buen rato en la mesa después de terminar el café y después pasamos a comer o cenar. Entonces sí se admite limpiar el paladar para prepararlo al siguiente bocado.
Así que ya sabés, acompañé siempre tu café con un vaso de agua fresca, no demasiado fría, con o sin gas, y pero que sea sin sabor. No dudes en pedirlo cuando salgas a tomar un café fuera y anotá un punto positivo al local si te lo sirven sin necesidad de solicitarlo. Un buen barista siempre querrá que sus clientes aprecien su valioso café como se merece.