“Olor a auto nuevo”: un estudio de Harvard demostró que puede dañar la salud

Placer. Lujo. Nivel. Comodidad. Calidad. Orden. Estas son algunas de las palabras que las personas dicen percibir cuando sienten el olor a auto nuevo. Hay hasta ensayos y teorías que sugieren que llevar a limpiar el auto y mantenerlo con este aroma podría ser terapéutico, y estar ligado con el aumento de la autoestima.

Hay un famoso discurso de Don Draper, en Mad Men, en el que explica que la publicidad está estrechamente relacionada con la felicidad, y “la felicidad es el olor de un auto nuevo”. Sin dudas podría hablarse de una felicidad inmediata, cortoplacista. Ahora, si se analizara la fuente de una felicidad a largo plazo y sostenida en el tiempo, el olor a auto nuevo estaría kilométricamente lejos de esta y hay estudios que lo demuestran.

El más reciente es el resultado de una investigación conjunta realizada por científicos de Harvard, en Estados Unidos y del Beijing Institute of Technology en China: reveló que la inhalación de este olor, que es producto de un cóctel químico de formaldehído, acetaldehído y benceno, entre otros componentes, es altamente dañino para la salud e incluso podría aumentar el riesgo de desarrollar cáncer.

¿Por qué dicen que el olor a auto nuevo es tóxico?

Lo novedoso del último estudio científico es el grado de concentración de las sustancias químicas que conforman la fórmula del llamado olor a auto nuevo. Para determinar la toxicidad del aire se llevaron a cabo mediciones atmosféricas dentro de la cabina de un SUV mediano nuevo, equipado con plástico, imitación de cuero, tela tejida y fieltro, y estacionado en distintos momentos del día a lo largo de 12 días. El objetivo que condujo a definir esta ventana temporal fue el de abarcar distintas condiciones climáticas y ambientales, como la temperatura y humedad, para poder observar si la concentración de estas sustancias variaba y entender el porqué detrás de estas variaciones.

Los resultados de dichos análisis demostraron que, en el aire de las cabinas de los autos existen niveles de compuestos orgánicos volátiles (COVs), que varían según la temperatura exterior y que exceden los estándares impuestos por las normativas de seguridad de algunos países como China.

Algunos de los 20 COVs detectados en la cabina del auto son considerados carcinógenos de tipo I y tipo II por la Agencia Internacional de Investigación contra el Cáncer (IARC). En otras palabras, se trata de sustancias que están relacionadas con el incremento del riesgo de cáncer a lo largo de la vida (Incremental Lifetime Cancer Risk).

En primer lugar apareció el formaldehído, un compuesto presente en desinfectantes, germicidas y estufas de gas -también usado para la preservación de cadáveres-, que se detectó en niveles que superaron en un 35% las normas de seguridad nacionales de China.

El segundo compuesto nocivo que hace posible el aroma a nuevo es el acetaldehído, que apareció en concentraciones que superaron los límites de seguridad en un 61%. Por su parte, el benceno, un conocido carcinógeno presente en pinturas, gasolina y cigarrillos, también superó los niveles permitidos.

Estas sustancias entran al cuerpo a través de las vías respiratorias y a través de la piel. Según indica el estudio, el mayor riesgo está en la inhalación y en una medida mucho menor por ingesta dérmica. Además, la concentración de estas sustancias en el aire aumenta cuando las temperaturas son más altas.

Lógicamente, son las personas que pasan más tiempo adentro del auto las que tienen más chances de sufrir las consecuencias a largo plazo de la exposición a estos agentes tóxicos. Este podría ser el caso, por ejemplo, de aquellos cuya principal fuente de ingreso es la conduccción.

Más estudios

Lo cierto es que esta no es la primera vez que se despierta una polémica alrededor de este tema y se enciende una alerta en las cabinas de los conductores. A lo largo de los años se publicaron varios estudios analizando la cuestión de la toxicidad de la fórmula química que logra el olor a auto nuevo.

Investigaciones anteriores llevadas a cabo en el marco de distintas instituciones académicas en el estado de California, en Estados Unidos, señalaron que incluso 20 minutos arriba de un auto nuevo podrían exponer al conductor y pasajeros a cantidades de benceno y formaldehído peligrosas para la salud.

Una pregunta pertinente es: ¿la liberación de estas sustancias se da solo en autos nuevos? La respuesta varía. En 2021, un artículo del Environment International Journal citó a un conjunto de estudios que demostraron que, aunque los niveles de concentración de estas sustancias en el aire son más altos cuanto más nuevo el vehículo, también están presente en autos con más antiguedad.

Aunque los estudios siguen en una etapa inicial, que necesita desarrollo y, quizás, un seguimiento más constante del tema, todos las investigaciones realizadas coinciden en que la presencia de sustancias tóxicas y cancerígenas en los habitáculos de los autos es real, y que a mayor exposición, mayor es el riesgo.

Los centíficos que llevaron a cabo la investigación señalan que estos resultados son una oportunidad para que los diseñadores de las automotrices reevalúen sus elecciones a la hora de pensar en las cabinas sobre ruedas y seleccionar los materiales que las conforman. Además, agregan que sería ideal que empezaran a evaluar la calidad del aire en cada habitáculo, antes de lanzarlo en el mercado.

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