Martes 13: A cuidar la poca suerte que nos queda
Son muchas las personas que temen cada vez que el calendario marca un nuevo martes 13. Esta vez, la “maldita” fecha cayó en septiembre. ¿Pero qué hay de cierto en el famoso dicho “en martes 13 no te cases ni te embarques ni de tu casa te apartes”?
El martes 13 está relacionado directamente un día de malos augurios, sin embargo, hay muchos que toman este día para contrarrestar el mito y lo llenan de buenos presagios.
Pero, más allá de esto, comúnmente se trata de no tomar grandes decisiones por temor a que algo pueda salir mal, y en el caso de que esto pase, no tener la responsabilidad por haber seleccionado este día del año.
El origen del martes 13
El día martes está ligado a la mitología romana en la que el Dios Marte representa, entre otras cosas, la guerra, la violencia y la destrucción.
Desde la superstición se trata de un día guerrero, en el que difícilmente se encontrará un clima agradable o propenso para emprender nuevos planes. Además, existen creencias que indican que tanto el martes como el viernes son días adecuados para la magia o los hechizos.
Por otro lado, está el número 13. Este número está vinculado a la muerte según las cartas del Tarot, e indica el momento posterior a la disolución y al vacío que responde a la disociación entre cuerpo y alma.
Además, el número 13 está relacionado a la Última Cena de Cristo y sus 12 apóstoles. Tras la era cristiana el 13, estuvo cargado de una connotación negativa o directamente maligna. A esto se suma que en el libro de la Apocalipsis, en su capítulo 13, se desarrolla el concepto del anticristo y demonio.
Qué no hay que hacer un martes 13
Casarse un martes 13, tomar grandes decisiones amorosas o financieras, viajar y mudarse no es de buen gusto tampoco para el Tarot y la astrología, donde este número refiere a la muerte y desgracia eterna, cuya carta es conocida como La carta sin nombre.
Sin embargo, se suele decir que hay varias formas para evitar tener mala suerte en el día a día.
Según estas creencias, una buena forma de empezar el día es no pisar primero con el pie izquierdo. A partir de ahí, hay que evitar algunas acciones como cruzarse con un gato negro, pasar por debajo de una escalera, romper un espejo, derramar la sal sobre la mesa o abrir un paraguas dentro de casa.