Lo que tu aspecto dice sobre tu salud

A veces existen problemas en nuestro organismo que si bien no tienen síntomas visibles, sí se reflejan en nuestro aspecto. Irregularidades en tu cabello, en tus uñas o en tu piel, son signos de que tu cuerpo puede estar tratando de decirte algo.

Hay grandes vínculos entre cómo lucimos en el exterior y lo que está sucediendo adentro. Incluso el problemas de belleza más comunes, como uñas quebradizas y la tez mate, pueden estar reflejando problemas debajo de la superficie. Estos son sólo algunos de esos casos.

1. Si tenés: cabello grueso y oscuro facial o corporal
Podría significar: síndrome de ovario poliquístico (SOP). Se trata de cabellos gruesos que tienden a brotar en lugares en donde a los hombres les crece el pelo (como las mejillas, barbilla, pecho y espalda) y pueden deberse a niveles elevados de las hormonas sexuales masculinas, un síntoma común de trastorno endocrino SOP, que puede aumentar el riesgo de infertilidad y diabetes. Lo ideal es solicitar un examen de sangre a tu doctor. Las píldoras anticonceptivas y los cambios de estilo de vida como un descenso brusco de peso pueden reducir los síntomas. EL médico también podría prescribirte medicamentos para ayudar a corregir el desequilibrio hormonal o una crema que inhibe el crecimiento de vello facial. Otra opción: hablar con su dermatólogo sobre depilación láser.

2. Si tenés: uñas quebradizas
Podría significar: hongos. Es asqueroso pero es verdad, se trata de un lugar perfecto para los hongos, ya que les gusta tener una capa cálida y húmeda de la piel para alimentarse. Un dermatólogo podría recomendarte alguna medicación. También ayuda limitar la exposición a la humedad con guantes al momento de lavar los platos o cambiando tus medias después de un entrenamiento.

Si todas tus uñas se vuelven quebradizas entonces puede ser un problema de falta de vitaminas, buscá un buen complejo vitamínico y productos que contengan queratina y mejoren la resistencia de tus uñas.

3. Si tenés: una mancha roja escamosa
Podría significar: Psoriasis. Esta erupción no es sólo un problema de piel. La psoriasis es un trastorno autoinmune que puede surgir a cualquier edad y está vinculado a los inflamación en todo el cuerpo (expertos no están seguros si la psoriasis causa inflamación o viceversa). Las lesiones, generalmente en el cuero cabelludo, los codos y las rodillas, son un síntoma común, pero también está conectada con las enfermedades cardiovasculares. Consultá con tu dermatólogo, que puede ofrecerte una gran variedad de medicamentos tópicos y orales, así como fototerapia.

4. Si tenés: acné persistente
Podría significar: un desequilibrio hormonal. Los brotes de acné no son sólo para adolescentes y preadolescentes. El acné puede reaparecer durante la perimenopausia. Como los niveles de estrógeno y progesterona caen, tu equilibrio hormonal se desmorona y puede aumentar un aumento en la producción de grasitud que provoca la obstrucción de poros.

5. Si tenés: la piel seca y manchada
Podría significar: una deficiencia de omega-3. A medida que envejecemos, nuestras glándulas sebáceas producen menos aceite que lubrica la piel. Los ácidos grasos Omega-3 ayudan a mantener el cutis sano, porque protegen la piel seca del desarrollo inflamaciones. Si tenés deficiencia de omega-3, pueden aparecerte manchas y sarpullidos en la piel. Comer alimentos ricos en omega-3, como las nueces y pescados puede ayudarte. También podés tomar un suplemento de aceite de pescado.

6. Si tenés: cabello finito
Podría significar: hipotiroidismo. Cuando la glándula tiroides es hipoactiva, los folículos del pelo entran en un estado de descanso. Como consecuencia, las mujeres comienzan a notar que su cuero cabelludo se va afinando. Las hormonas y otros remedios pueden ayudar. Otra posible causa es el descenso de estrógeno. Para las mujeres en la menopausia, un múltiple complejo B con colágeno puede restaurar el estado normal de la cabellera. Si has tenido un bebé (otra de las causas de una disminución de estrógeno), no te preocupes: el volumen de tu cabello debería volver a la normalidad cuando tu pequeño tenga unos seis meses de edad.

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