Las lecciones de la creadora de Grey’s Anatomy para liderar una empresa creativa

Un equilibrio entre trabajo y tiempo libre, horarios laborales con límites bien claros y rodearse de mujeres son algunas de las recetas que explican el éxito de Shonda Rhimes que acaba de concretar el pase del año de la TV con su salto de ABC a Netflix.

«La cultura es muy importante aquí», asegura Rhimes. Habla de Shondaland, su productora televisiva convertida en imperio de medios que hoy no sólo produce series como Grey’s Anatomy, Scandal y How to Get Away with Murder, sino que también es un medio online que refleja el mensaje empoderado e inclusivo de los shows. Una de las primeras notas que aparecieron en el boletín de Shondaland como anticipo del próximo lanzamiento de Shondaland.com fue una entrevista que Rhimes hizo con la diputada Maxine Waters (una afroamericana opositora a Trump), a quien Rhimes llamó «la reina política feroz de Twitter».

Shondaland ha estado presente desde el inicio de Grey’s, ahora en su decimotercera temporada. Pero al crecer la compañía -ahora tiene casi 30 empleados y seis shows en distintas fases de producción- ha avanzado más allá de un centro de producción de TV que nació con base en el canal ABC y que ahora acaba de pasar a Netflix.

Betsy Beers, la socia de Rhimes de larga data en la producción, se refiere a Shondaland como una «manera de pensar», un lugar que «se ocupa de otras personas y crea un hogar para gente que es curiosa y energética y apasionada y que quiere reír y pasarla bien, pero que también está interesada en mejorar el mundo».

«Suena como algo tan tonto pero creo que pasamos mucho tiempo hablando sobre compartir y no ser prepotente y defender lo que uno cree y cuidarnos mutuamente», sostiene Beers.

Volviendo de un tour publicitario de sus memorias El año de decir que sí, Rhimes destaca cómo surgió la idea de hacer una empresa con una cultura de trabajo diferente. «Estaba cansada de mí misma en todo sentido. No quería hablar de mí. No quería preocuparme por qué era lo mejor para mi negocio. Pensé: «¿Cómo puedo hacer algo mejor para los demás?». No necesito nada. No necesito más atención. No necesito más dinero. ¿Qué puedo hacer por la gente que trabaja para nosotros? ¿Por qué no establecemos una licencia por paternidad maravillosa, para que si una mujer o un hombre en esta compañía tiene un bebe diga «a mi compañía le importo»?'», señaló la productora.

En Shondaland trabajaron desde el principio en crear un clima laboral único, donde se alienta a los empleados a traer sus chicos al trabajo (hay una guardería) y con énfasis en la creatividad y la diversidad. «El otro día miré alrededor y me encontré con una mayoría de mujeres», dice Rhimes. «Creo que tenemos dos ejecutivos y un par de asistentes hombres, pero en general son mujeres de distintos grupos étnicos. Miré y pensé: «Esto es maravilloso».»

Shondaland premia a trabajadores leales ascendiendo gente desde adentro e intenta respetar el balance entre la vida y el trabajo. Desde que Rhimes escribió su libro de memorias sobre su experiencia diciendo que sí a cosas como tiempo para jugar con sus hijos, instaló políticas como nada de mails después de las siete de la tarde o los fines de semana. «Se trata de construir una compañía en la que la gente se sienta involucrada y cuya participación importa -dice Rhimes- quiero que la gente sea feliz cuando viene a trabajar.»

Rhimes, Beers y otros escritores y ejecutivos dan las claves de qué diferencia a Shondaland de una típica productora de televisión de Hollywood.

1 – Los creídos no son bienvenidos
Casi cualquier CEO dirá que comparte la misma política, pero en Shondaland es un mandato que se impone estrictamente y llegan a analizar los antecedentes de futuros candidatos antes de admitirlos. La regla se instaló luego de los desastres de relaciones públicas que Rhimes vivió en los primeros tiempos de Grey’s con las estrellas Isaiah Washington y Katherine Heigl (ambos se fueron de la serie). Va de la mano con otra tradición: cuando hay nuevos cargos dentro de la compañía, por lo general se promueve a alguien que ya trabaja en la empresa.

Los escritores van de un show a otro o crean sus propias series. Peter Nowalk, escritor de Scandal, creó How to Get Away With Murder. Y Paul Davies, del staff de Scandal, es responsable del drama legal a estrenar For the People. El resultado es una comunidad de individuos que se conocen mucho entre sí y comparten la visión y la manera de narrar historias de Rhimes.

Shonda Rhimes explica: «En el sector de la televisión echan a los escritores por todas partes. Yo sentía que si me había tomado el tiempo para lograr que esta gente entendiera lo que hay dentro de mi cerebro, entonces tengo que apostar por ellos, por lo que algunos escritores que estaban conmigo en Grey’s fueron a Private Practice y otros a Scandal. Queríamos mantener a la gente en la familia. ¿Quieren hacer algo nuevo? Que vengan con nosotros. Y empezamos a hacer crecer a la gente, como Stacy McKee, que luego de asistir en el piloto de Grey’s está escribiendo su spin-off».

Añade: «Desde los productores, pasando por los directores hasta los operadores de cámaras, hacemos lo posible para que los buenos no se vayan. Primero, aprendieron nuestro modo de hacer las cosas y manejan el mismo código. Premia a la gente que se queda con nuevas oportunidades. ¿Por qué no va a ser prioridad promover a los jóvenes que trabajaron mucho? ¿Por qué se los deja de lado por otro CV más llamativo?».

2 – Manos a la plastilina
Rhimes describe Shondaland como un lugar en el que los escritores y ejecutivos, incluyendo ella misma, se dejan caer en sofás para tener tormentas de ideas y resolver problemas. El ambiente es fluido. También se pone el énfasis en la creatividad, no sólo en cuanto a argumentos o el tipo de shows que se escriben, sino también en el proceso mismo de escribir y pensar. Donde esto más es así es en el cuarto de los guionistas de Grey’s, que Rhimes dice «da la sensación de un jardín de infantes».

D.B.: «Hasta Grey’s, nunca había estado en una sala de guionistas donde la gente dibujaba y armaba esculturas de plastilina y rompecabezas de mil piezas mientras tratábamos de armar la historia».

S.R.: «Es un cuarto lleno de gente que necesita hacer algo con sus manos. Comenzó como un grupo de gente que corría en la cinta mientras daban ideas. Es un lugar con proyectos competitivos, entonces lo llevamos a la cocina: competíamos por nuestros platos. Era intenso».

Peter Nowalk: «En Grey’s me obsesioné con la pintura por números, como hacen los chicos. Stacy McKee, la que dirigía el show, estaba muy orientada a las manualidades. Es bueno ocupar la mente con algo simple mientras se desarrolla una tarea creativa. Por lo que en vez de estar mirándonos de un lado al otro de la mesa nos preguntamos qué podíamos hacer. Estar ocupado en otra cosa, libera el costado creativo del cerebro. Ese es el motivo por el que la gente sale a caminar o se da una ducha. En la oficina de Murder no tenemos mesas. Nos sentamos en sofás. Hay snacks y bar abierto los viernes. Alguna gente dibuja. Se pasa mucho tiempo en el cuarto con gente mirando un pizarrón y se necesita energía extra».

3 – Hay que ponerse en el cerebro del jefe
Una cultura de trabajo fuerte es también una cultura de trabajo unificada. En Shondaland, esto significa que todos, como dice Rhimes, «entienden el interior de mi cerebro». O, en el caso de Beers, lo comparten. Esta sensibilidad común se le impone a la gente, especialmente a los escritores en los shows de Rhimes, cuya tarea es canalizar efectivamente el enfoque para los personajes y las historias. Pero incluso más allá de los shows esta misión compartida hace que todos estén sintonizados al expandirse la compañía a nuevas áreas.

Paul Davies: «Yo pienso en esto como la Universidad de Shondaland. Hay un cantidad de personas que llegaron como asistentes y se recibieron. Es cuestión de estar aquí y pasar tiempo cerca de Shonda, escucharla, verla escribir y reescribir. Educa con la experiencia».

S.R.: «Por mucho tiempo Grey’s fue un show que seguía reescribiendo y por el que iba a la sala de guionistas. Pero volvimos a traer a mi antigua jefa de escritores, Krista Vernoff, de hace siete años. Ella va a manejar las cosas. Es la primera vez que cedo el control. Y yo soy maniática del control. Pero confío en ella como escritora en el sentido de que ella y yo pensamos sobre las mismas cosas. Si pregunto en qué anda la serie, ella me responde y digo: «Hace un mes estaba pensando en eso». Seguiré estando allí en todas las lecturas de guiones y hablando con los actores, pero le cedí la sala de guionistas a ella y eso me entusiasma».

4 – Apague el teléfono
En su autobiografía, Rhimes, que se describe como una adicta al trabajo, escribe acerca de aprender a disfrutar del tiempo de descanso y para jugar con sus hijos, que comúnmente se lo exigen cuando sale para ir a trabajar.

La productora televisiva asegura que habitualmente sus chicos sólo necesitan 15 minutos y que si se sienta y se concentra en ellos realmente, todos se sienten más felices. Cuando finalmente se dedica al trabajo se encuentra más creativa y productiva.

Comprender eso la llevó a cambiar el epígrafe de sus correos electrónicos: «Por favor tengan en cuenta que no atenderé después de las 19 ni los fines de semana. Si soy su jefa, le sugiero que deje el teléfono».

Rhimes escribe: «Sé ahora que este tiempo de descanso ayuda a que vuelva a encenderse esa pequeña chispa en mi interior, ayuda a mi creatividad y a la larga me ayuda a narrar historias que necesito contar. Me doy permiso para ver este tiempo de descanso como algo esencial. Es difícil. Es difícil sentir que merezco tiempo para recargar las baterías cuando sé que todos los demás están trabajando duro también».

Linda Lowy (directora de casting): «Cuando recibí por primera vez eso de «nada de correo después de las 19» y «si soy su jefa, le sugiero que deje el teléfono» pensé «sí claro, no creo que quiera que haga eso». Porque entonces no tendremos actores para mañana. Pero me gustó la idea. Shonda tiene un millón de cosas que hacer y además tiene tres hijos. Mis hijos ya están crecidos. Yo puedo trabajar un poco más que las siete de la tarde. Eso está bien. Pero mi personal siempre me lo recuerda. Dicen: «¿Te acordás de lo que piensa Shonda de trabajar después de las siete de la tarde? Es hora de irnos a casa»».

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