Hipertensión arterial: Síntomas, causas y tratamiento

Es conocida como la enfermedad silenciosa, porque no presenta síntomas por sí misma y cuando lo hace (dolor de cabeza, alteraciones de la vista, trastornos renales…) es porque ya ha causado otros problemas, casi siempre serios.

La hipertensión afecta a millones de personas en todo el mundo. Y la buena noticia es que se puede hacer mucho para prevenirla. Eso sí, para conseguirlo hay que tomárselo en serio y estar dispuesto a realizar algunos cambios en nuestra forma de vida. ¿Estamos dispuestos a hacerlos?

La mayoría de las personas sí. Se estima que en el mundo cerca de tres cuartas partes de los adultos de la Unión Europea y de Estados Unidos afectados por la hipertensión son muy activos en el manejo de su problema, mientras que en Japón lo son dos terceras partes. Comparando las tres regiones, los estadounidenses son los más conscientes de su salud, seguidos de los europeos y de los nipones, en último lugar. Un dato sorprendente: solo el 20% de las personas diagnosticadas como hipertensas en Europa se toman la presión arterial cada mes y únicamente el 11% lo hace a diario.

Mejor calidad de vida física… y mental

Y un hallazgo interesante de este trabajo: las personas con un diagnóstico más grave que al mismo tiempo siguen a conciencia unos hábitos sanos tienen un mejor índice de calidad de vida mental que las personas más jóvenes y saludables. Así lo mide un parámetro (QoL) que tiene en cuenta factores como la vitalidad, el factor emocional, la relación social y la salud mental. Así, la puntuación de calidad de vida mental de las personas con una hipertensión más seria y muy conscientes de su estado de salud tiene una puntuación incluso superior a la de la población general (48,7 frente a 46,6).

Foto: iStock.
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Como decíamos, la prevención es una clave importantísima para hacer frente a este trastorno y es fundamental hacerlo si queremos tener una buena salud. Los pacientes con hipertensión arterial no tratada o mal controlada pueden sufrir a lo largo de los años diversas complicaciones cardiovasculares como angina o infarto de miocardio, muerte súbita, insuficiencia cardiaca, hermorragia cerebral, trombosis o embolia cerebrales y arteriopatía periférica (un problema circulatorio de los miembros inferiores.

Así se previene este trastorno

¿De qué forma podemos prevenir la hipertensión? Hay tres pilares fundamentales (dieta adaptada, control del peso y actividad física), al que se acaba de sumar un cuarto, la buena calidad del descanso.

Comenzando por los tres primeros, un estudio realizado por la Facultad de Medicina de la Universidad North Carolina in Chapel Hill (EEUU) y presentado en las últimas Jornadas sobre Hipertensión de la Asociación Americana del Corazón (AHA) confirma que tanto hombres y mujeres con hipertensión reducen la necesidad de tomar medicamentos contra este trastorno tras realizar un programa de 16 semanas que consiste en mejorar hábitos de vida centrados en la alimentación, el mantenimiento del peso y el ejercicio.

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Para llevarlo a cabo contaron con 129 personas de entre 40 y 80 años, hipertensas y con sobrepeso u obesidad. Se dividieron en tres grupos: uno de control (no cambió ninguna de sus rutinas); otro que comenzó un programa de 16 semanas con consejo dietético y seguimiento de la dieta DASH, además de tres sesiones semanales supervisadas de ejercicio físico; y un tercero que siguió también la dieta DASH con la ayuda de un nutricionista, pero no practicó las sesiones deportivas.

¿Resultados? Beneficiosos para los participantes que únicamente hicieron cambios dietéticos (su presión arterial disminuyó de forma notable), pero mucho mejores para los del segundo grupo, que bajaron de peso y vieron cómo su presión arterial se redujo en gran medida. Tanto fue así que de ellos, solo el 15% necesitaron tomar medicamentos antihipertensivos, frente al 23% del otro grupo.

Reducir al mínimo la ingesta de sal y comer frutas y verduras en abundancia, base de la dieta DASH

La dieta DASH es muy similar a la mediterránea, pero está específicamente dirigida a reducir la hipertensión. Se ‘creó’ como tal a principios de los 90 en Estados Unidos y sus principios son: reducir al máximo el consumo de sal (la FEC aconseja no superar los 5 gramos diarios), para lo que es fundamental evitar los ultraprocesados; comer en abundancia frutas y verduras, así como cereales integrales y grasas de vegetales; y en cuanto a los lácteos, optar por los desnatados; además, conviene minimizar el consumo de carnes rojas y de dulces.

Pero hablábamos de un cuarto punto que juega un papel fundamental en la prevención de la hipertensión. Se trata del descanso. Hace apenas unos días se ha publicado en ‘Chest‘ una investigación que refleja la asociación entre una mala calidad del sueño y este trastorno. Lo han llevado a cabo científicos de distintas universidades y centros médicos de Brasil y confirma que tener apnea obstructiva del sueño (episodios repetidos de ausencia o reducción muy notable del flujo respiratorio durante más de 10 segundos de duración con esfuerzo respiratorio incluido) se relaciona directamente con la hipertensión.

Por otro lado, a finales de 2017 un equipo de científicos de la Universidad de California realizó una investigación en la que participaron 21.500 mujeres de entre 60 y 84 años. Se confirmó que aquellas que tenían falta de sueño (no dormían lo suficiente) tenían más probabilidades de tener hipertensión y obesidad. Dejando de lado factores socioeconómicos y distintas fuentes de estrés, desde problemas personales y familiares a preocupaciones por el trabajo, la calidad del sueño seguía siendo un factor importante en la (mejor o peor) salud cardiovascular.

Dieta DASH, ejercicio habitual, control de peso, un buen descanso… Aquí tenemos las claves a seguir para tratar de que la hipertensión pase de largo en nuestras vidas.

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