Esta aplicación se asegura de que nunca camines a casa solo

«Escribime cuando llegues a casa», es una despedida frecuente entre amigos y familiares. Pero, ¿qué pasaría si en realidad pudieras rastrear su regreso a casa, revisar si se sienten inseguros durante el trayecto, y asegurarte de que puedan contactar fácilmente a la policía en caso de emergencia?

Todo eso es posible con una aplicación gratuita llamada Companion. La aplicación, creada hace más de un año por un grupo de cinco estudiantes de la Universidad de Michigan, ha estado ganando mucha popularidad luego de que fuera lanzada al público hace dos semanas. La aplicación está disponible en Android y iOS, y permite que los usuarios envíen solicitudes a contactos telefónicos para rastrear sus viajes virtualmente por medio de GPS.

La popularidad que ha adquirido ha sido increíble, y es que en épocas de seguridad ahora tenemos la posibilidad de que nuestros seres querido sepan efectivamente si estamos bien.

La aplicación utiliza los sensores incorporados del teléfono para detectar cambios en el movimiento; por ejemplo, si el usuario empieza a correr o si se caen los audífonos. Si eso sucede, la aplicación pide a los usuarios que confirmen si están bien. Si no lo hacen en cuestión de 15 segundos, la aplicación notifica a tu compañero, quien tiene la opción de llamar a la policía. Al mismo tiempo, la aplicación entrará en modo de alerta para la persona que va caminando, emitirá sonidos como de sirena y mostrará un botón para que también llamen a la policía.

Si estás preocupado por quien está en la calle podés llamarlo, o esa persona podría elegir «estoy nervioso», en caso de detectar algún peligro.

Los fundadores piensan añadir más funciones en el futuro, como una tecnología táctil de identificación para que solo el dueño del teléfono pueda presionar el botón «Estoy bien». De esa forma, no es posible que alguien robe tu teléfono y engañosamente diga a tus amigos que te encuentras bien.

Debido a que Companion recopila datos anónimos durante el trayecto de los usuarios —y dónde se «sienten nerviosos»— es una posible mina de oro de información que las universidades y las ciudades podrían analizar para hacer que las calles sean más seguras.

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