¿Cuál es la forma adecuada de lavar frutas y verduras?

Para minimizar el riesgo de intoxicación alimentaria, es necesario lavar bien las frutas y verduras antes de consumirlas, aunque no es necesario llevar a cabo un lavado especial.

Lávate las manos antes de manipular cualquier producto y luego enjuaga los alimentos bajo el grifo de agua fría. De cinco a diez segundos suele ser suficiente, siempre que se cubra toda la superficie del alimento. El enjuagado elimina los restos y la suciedad, así como los contaminantes microbianos que puedan contener. El lavado también ayuda a eliminar algunos de los pesticidas superficiales que puedan estar presentes, aunque las directrices suelen ser las mismas para los productos orgánicos que para los convencionales.

En el caso de las verduras de hoja verde, como la lechuga romana, un buen método es deshojar y lavar cada hoja por separado y luego secarlas en una centrifugadora de ensaladas. Otra estrategia es sumergir el alimento en un cuenco de agua antes de enjuagarlo.

“Ninguno de nuestros alimentos es estéril; siempre hay microorganismos, pero hay ciertos tipos de bacterias que, en caso de ser ingeridas, provocan enfermedades”, explica Erin DiCaprio, especialista asistente de extensión cooperativa en seguridad alimentaria comunitaria de la Universidad de California, campus Davis. “Por lo tanto, el lavado es una de las mejores prácticas para ayudar a mitigar parte de ese riesgo”.

En general, el suministro de alimentos en Estados Unidos es bastante seguro, pero los especialistas en seguridad alimentaria no pierden de vista ciertos patógenos, tanto bacterias como virus, que se han asociado a brotes peligrosos relacionados con productos agrícolas. Por ejemplo, la “E. coli” O157:H7, una bacteria que se encuentra en los intestinos del ganado y otros animales, también aparece en las verduras de hoja verde y, si se ingiere, puede provocar náusea, vómito y diarrea. Ciertos grupos etarios, como los más jóvenes y los ancianos, son especialmente propensos a desarrollar síntomas graves y una insuficiencia renal posiblemente mortal.

“Vemos varios brotes causados por virus en productos agrícolas”, comentó DiCaprio. “Así, cuando hablamos de virus transmitidos por los alimentos, se trata principalmente del virus de la hepatitis A y del norovirus. Vemos que esos virus causan varios brotes en las bayas blandas porque a menudo estos productos se cosechan a mano, por lo que nosotros, como humanos, podemos contaminar de forma cruzada esas bayas durante la cosecha”.

Si ves suciedad, arena o mugre en tus productos —por ejemplo, en los surcos de un tallo de apio—, sin duda lo mejor es deshacerse de esos residuos. Sin embargo, también es importante que elimines el polvo y otros pequeños restos que quizá no veas, pero que también pueden contener gérmenes nocivos.

Los primeros temores sobre la posible transmisión del coronavirus a través de los alimentos no se confirmaron, aunque otros virus pueden propagarse a través de las manos sucias de otras personas. Por lo tanto, lava cualquier fruta o verdura que saques de las estanterías o del puesto de productos, incluidas las verduras de hoja verde, las frutas enteras y los vegetales crudos. Según DiCaprio, el lavado no descontamina por completo un producto, pero suele eliminar entre el 90 y el 99 por ciento de los microorganismos. Al ingerir menos microbios, es menos probable que nos enfermemos.

No es necesario volver a lavar las verduras u otros productos que dicen “prelavado” en el empaque. De hecho, lavarlos podría aumentar el riesgo de contaminación cruzada con otros alimentos que puedas estar preparando, como la carne cruda, una preocupación siempre que estés lavando cualquier alimento, así que ten cuidado de mantener limpias las superficies de la cocina.

Es importante lavar los productos, independientemente de si vas a comer la piel (como en el caso de las manzanas) o a pelarlos (como los plátanos, las zanahorias, las naranjas o los aguacates). Enjuágalos antes de pelarlos o cortarlos. Utilizar un cepillo limpio para fregar suavemente las superficies firmes de artículos como los melones también puede ayudar a eliminar cualquier resto.

DiCaprio no recomienda utilizar productos de limpieza especiales, lejías ni detergentes. “En realidad, el consumo de niveles residuales de jabón u otros detergentes puede tener efectos negativos para la salud”, afirma. “Es más bien una cuestión de mercadotecnia. Yo no gastaría mi dinero en esos productos porque sé que no son más efectivos que el agua normal”.

Por último, algunos consejos sobre la temperatura. Aunque el calor puede inactivar los microorganismos, el agua caliente no parece ser más eficaz que el agua fría en términos de seguridad alimentaria. El nivel de calor requerido sería probablemente demasiado caliente para poder tocar el agua con las manos en el fregadero y podría afectar la calidad de los alimentos.

En cuanto a los productos congelados, no es necesario enjuagarlos antes de consumirlos. Sin embargo, es importante seguir las instrucciones de manipulación que se encuentran en el empaque, incluyendo las recomendaciones de calentado.

FUENTE: NYTIMES

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