Coronavirus: Los consejos de la OMS para evitar el estrés y la angustia que provoca la pandemia

En un informe, el organismo sanitario de Naciones Unidas alertó sobre la angustia que genera la propagación del virus, y enumeró algunas estrategias para combatir la angustia y la ansiedad.

Mantenerse conectado a los círculos sociales, reducir el consumo de noticias y amplificar historias positivas son algunas de las recomendaciones que dio hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS) para cuidar la salud mental ante el «estrés» que produce la pandemia del coronavirus.

En su informe «Salud mental y consideraciones psicosociales durante el brote de Covid-19», la OMS destacó, desde su cuenta oficial de Twitter, que las autoridades de salud pública de todo el mundo están actuando para contener la pandemia, «sin embargo, esta época de crisis está generando estrés en la población».

  • Ser empáticos con todos los afectados, apoyar a los que más lo necesitan y amplificar historias positivas y esperanzadoras.
  • Minimizar mirar, leer o escuchar noticias que lo hagan sentir ansioso o angustiado,buscar información solo de fuentes confiables.
  • Para las personas en aislamiento social, mantener las relaciones sociales y la rutina o crear nuevas rutinas.
  • Mantenerse conectado con su círculo social. Valen el correo electrónico, redes sociales, videoconferencia y teléfono.
  • Hacer ejercicio regularmente, mantener rutinas de sueño regulares y comacomida sana.
  • Ayudar a los niños a encontrar formas positivas de expresar sus sentimientos como el miedo o la tristeza.
  • Mantener a los niños cerca de sus padres y familiares. Mantenter las rutinas familiares tanto como sea posible, o cree nuevas rutinas, especialmente si los niños deben quedarse en casa. Los especialistas aseguraron que en época de estrés es común que los niños busquen más apego y sean más exigente con los padres.
  • Para los adultos mayores, brindar un apoyo práctico y emocional a través de la familia y los profesionales de la salud. Los adultos mayores, especialmente en aislamiento y con deterioro cognitivo o demencia, pueden ponerse más ansiosos, enojados, o retraídos durante el brote o la cuarentena.
  • En ese sentido, se aconsejó compartir y explicar datos simples de lo que está sucediendo y repetir la información cuantas veces que sea necesario.

Manejar el pánico en un ambiente de encierro

La salud en general puede ser un escenario que provoca ansiedad, dice Catherine Belling, profesora asociada de educación médica en la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad de Northwestern en el estado de Illinois, quien escribió un libro de 2012 sobre hipocondría (ahora médicamente conocido como trastorno de ansiedad por enfermedad).

“La mente, el aparato psíquico y el mundo interno de las personas reaccionan a la llegada de esta pandemia con mucha angustia porque se trata objetivamente y realmente de una situación angustiante y preocupante. Entonces reaccionamos con miedo y preocupación, y anormalmente con pánico”, sostiene Claudia Borensztejn, presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina. 

La preocupación por COVID-19 no se ajusta exactamente a la factura del trastorno de ansiedad por enfermedad. Las personas con tendencias tradicionalmente hipocondríacas generalmente tienen ansiedad generalizada por enfermedades y síntomas, en lugar de por una enfermedad en particular. La condición también se caracteriza por una preocupación excesiva o irracional, y Belling dice que se justifica cierta preocupación por el coronavirus. “Es completamente racional estar ansioso, porque no estamos seguros de cómo se desarrollará”, explica.

Aun así, hay una diferencia entre sentirse inquieto por un tema incierto y estar ansioso hasta el punto de que la preocupación dificulta el sueño y la vida diaria. La sobrecarga de información falsa y la acumulación de preocupaciones tienen nefastas consecuencias en el bienestar físico y psicológico y pueden acelerar la mente a una velocidad aterradora. En la era digital, esto está pasando con una intensidad nunca antes vista.

El resultado de la sobrecarga informativa es una velocidad espantosa y estéril de pensamientos, muchos pensamientos inútiles y una serie de consecuencias físicas y emocionales avasallantes. ¿Por qué las personas se despiertan fatigadas? Porque gastan mucha energía pensando y preocupándose durante el estado de vigilia. ¿Por qué sufren consecuencias físicas a raíz de la ansiedad? Cuando el cerebro está desgastado, estresado y sin reposición de energía, busca órganos de choque para alertarnos.

“El miedo es el virus más grave que puede afectar a los seres humanos. Hace que entremos en pánico y tomemos actitudes irracionales como discriminar a los demás, desarrollar una ansiedad grave y en algunos casos causar depresión y perder la habilidad para reinventar y responder inteligentemente en situaciones estresantes. Debemos tomar todas las medidas recomendadas para la prevención y además, trabajar en nuestras herramientas de gestión de emociones para prevenir que nuestra salud psíquica sea infectada por nuestros miedos, desesperaciones y ansiedades”, explica el psiquiatra, investigador y escritor Augusto Cury, autor de Ansiedad, cómo enfrentar el mal del siglo.

“El COVID-19 -continuó el especialista- es un problema mundial que las personas tenemos que tratar con más racionalidad y menos pasión. Sufrir por el futuro, por desarrollar en nuestra mente la posibilidad de infección atroz, hace que perjudiquemos la salud psíquica y la capacidad de manejar nuestra vida para tomar buenas decisiones. No sabemos hasta dónde la epidemia va a afectar a las personas ni en qué proporciones, pero si el virus afecta a muchas personas vamos a tener que convivir de manera lógica e inteligente”.

El pánico también es contagioso

“La preocupación sin embargo, -continuó Borensztejn– es un signo de conexión con la realidad. El pánico, no. El pánico no deja vivir a las personas y tenemos que seguir viviendo con las restricciones que nos impongan. Ambos sentimientos se contagian. Sin embargo, existe una diferencia entre el miedo y el pánico. El miedo es el miedo a una amenaza real, a algo que está pasando. El pánico, por su parte, tiene ese plus de irracionalidad, de desborde y de angustia”.

Para Harry Campos Cervera, médico psiquiatra y psicoanalista, la ansiedad está “muy montada sobre la información de los casos actuales, en la sensación de la propagación enorme y en la fantasía de que nadie va a poder escapar de esto”. “Entre las personas, resuena mucho la cantidad de muertos y eso contribuye a la ansiedad como si la enfermedad fuera per se una enfermedad mortal, cuando la tasa de mortalidad es menor que la de la gripe común. La personas tienen que informarse. Lo más importante para combatir la ansiedad es la información”, indica el experto.

Según pudo explicar a la American Psychiatric Association el doctor Baruch Fischhoff, profesor en la Universidad Carnegie Mellon y experto en percepción pública de riesgo y juicio humano y toma de decisiones, “lo más útil que las personas pueden hacer en esta etapa es encontrar algunas fuentes confiables de informacióncomo los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, o la Organización Mundial de la Salud, o algunos de los principales medios de comunicación, y simplemente atenerse a ellos para información”.

«Lo segundo -explica- es hacer un análisis de riesgo simple, es decir, preguntarse si hay alguna razón para pensar que estamos en riesgo. Y por último, hacer una gestión de riesgos simple, que es descubrir cuáles son las pocas cosas que puede hacer de manera más efectiva”.

En resumen, se recomienda mantener la perspectiva y buscar ayuda en caso de necesitarla, como recomienda en sus cinco puntos la Asociación Estadounidense de Psicología:

1. Mantener las cosas en perspectiva. El hecho de que haya una gran cobertura de noticias sobre este tema no significa necesariamente que represente una amenaza para usted o su familia.

2. Conocer los hechos. Es útil adoptar un enfoque más clínico y curioso a medida que se siguen los informes de noticias sobre el virus.

3. Comunicarse con los más chicos. Discutir la cobertura de noticias del coronavirus con información honesta y apropiada para la edad. Los padres también pueden ayudar a aliviar la angustia al enfocar a los niños en rutinas y horarios. Recordar que los niños observan los comportamientos y emociones en busca de señales sobre cómo manejar sus propios sentimientos durante este tiempo.

4. Mantenerse conectado. Mantener las redes sociales puede fomentar una sensación de normalidad y proporcionar valiosos medios para compartir sentimientos y aliviar el estrés. Compartir información útil de sitios web gubernamentales con amigos y familiares ayuda a lidiar con la propia ansiedad.

5. Buscar ayuda adicional. Las personas que sienten un nerviosismo abrumador, una tristeza persistente u otras reacciones prolongadas que afectan negativamente su desempeño laboral o sus relaciones interpersonales deben consultar con un profesional de salud mental capacitado y experimentado. Los psicólogos y otros proveedores apropiados de salud mental pueden ayudar a las personas a lidiar con el estrés extremo. Estos profesionales trabajan con individuos para ayudarlos a encontrar formas constructivas de manejar la adversidad.

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