Afeitado: errores frecuentes y consejos

En el afeitado suelen cometerse errores que provocan daños en la piel como irritación o cortes. Por ello, especialistas en Dermatología nos explican cuáles son los más comunes, cómo deber ser el afeitado y qué productos se pueden utilizar para hidratar la piel antes, durante y después.

Los errores más habituales

Una tendencia errónea muy común es “intentar afeitarse en la misma dirección del pelo, consiguiendo así tener que hacer más pasadas por la misma zona, con la consiguiente irritación de la piel”, explican los expertos.

Por otro lado, el ir con prisas no deja el tiempo suficiente para hidratar el pelo y limpiar la piel de forma adecuada, y  el empleo de cuchillas desgastadas o en mal estado hace que aumente la fuerza necesaria para cortar el pelo, aumentando el riesgo de irritación y cortes.

¿Cómo debe ser el afeitado?

La recomendación más importante es afeitarse en contra de la dirección del pelo, porque de esta manera, se consigue de forma más rápida un afeitado eficaz. Aunque es cierto que si bien el afeitado a favor del crecimiento del pelo produce menos irritación, hay zonas como el cuello en las que la angulación del pelo respecto a la piel es menor, por lo que para facilitar el rasurado puede ser necesario ir ‘en contra’ del crecimiento del pelo.

Cuidar la piel antes, durante y después

Antes del afeitado hay que preparar la piel humedeciendo el pelo y limpiando la piel con jabones o exfoliantes suaves. Si la herramienta utilizada es la cuchilla, también  sería necesaria una buena espuma para afeitar.

Durante la acción, los geles de afeitado mantienen el pelo de la barba hidratado y aportan lubricación que reduce la fricción entre la piel y la cuchillaUna vez concluido el afeitado, la hidratación también es importante, y por ello, se pueden utilizar productos after shave específicos para después del afeitado y, posteriormente, también se pueden utilizar cremas hidratantes de uso habitual.

Para la piel recién afeitada es adecuado utilizar el after shave porque suelen ser productos hidratantes que dejan la piel más suave. Muchos de ellos contienen glicerina u otros emolientes, y actúan como humectante atrayendo al agua a la piel traumatizada por la cuchilla, facilitando la restauración de la barrera cutánea.

Tipos de piel

A la hora de afeitarse hay que tomar una serie de precauciones y utilizar productos acordes al tipo de piel:

  • Piel sensible y/o seca: esta piel “debe hidratarse al máximo de forma previa al afeitado y hay que utilizar productos específicos para pieles sensibles durante el proceso del afeitado, tanto espumas, si el afeitado es con cuchilla, como productos after shave específicos para después”.
     
  • Piel grasa y/o con acné: en este caso, los hombres “deben utilizar de forma habitual cremas y geles específicos para su tipo de piel y, para el proceso del afeitado, deberían utilizar productos oil free o libres de grasa”.

¿Cuándo afeitarse?

Después de la ducha es el momento adecuado, por la importancia de la higiene de la piel y la humedad del pelo. Con respecto al momento del día, no importa el cuándo, aunque lo ideal sería la noche para el afeitado, porque a pesar de que no está demostrado, siempre se ha comentado que cualquier crema o producto tópico aplicado en las horas nocturnas se absorbe de forma más efectiva, ya que la piel no está expuesta posteriormente a ningún tipo de agresión habitual de la vida diaria.

Cambio de cuchillas y máquinas

La utilización de nuevas cuchillas y máquinas de afeitado debe realizarse acorde con lo que diga el fabricante y también dependerá de la frecuencia de los afeitados, ya que normalmente una cuchilla suele perder bastante su filo a partir del mes (o incluso antes), mientras que para una maquinilla, se aconseja cambiarla cada dos años o antes si se observa menor eficacia a la hora de realizar el afeitado.

Aunque una vez a la semana  parece una frecuencia razonable, es difícil determinar la frecuencia para realizar el cambio. Además, otros factores que influyen en el desgaste de las cuchillas son la densidad de la barba, del grosor del pelo, etc..

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