10 signos de que podrías estar sufriendo un trastorno de ansiedad

Todo el mundo se siente nervioso o ansioso de vez en cuando, al hablar en público, por ejemplo, o cuando atraviesa dificultades financieras. Para algunas personas, sin embargo, ansiedad llega a ser tan frecuente o tan contundente, que comienza a hacerse cargo de sus vidas. Ni hablar de lo que ocurre en nuestras mentes durante estos tiempos de pandemia y encierro. 

¿Cómo saber si tu ansiedad cotidiana ha cruzado la línea y se ha convertido en un trastorno? No es fácil. La ansiedad viene en muchas formas diferentes, tales como ataques de pánico, fobia y ansiedad social, y la distinción entre un diagnóstico oficial y la ansiedad «normal» no siempre está clara.

Aquí te damos una guía básica que puede ayudarte a detectar algún problema serio. Si experimentás alguno de los siguientes síntomas de forma regular, deberías realizar una consulta con tu médico.

1. Preocupación excesiva: El sello del trastorno de ansiedad generalizado -el tipo más amplio de la ansiedad- consiste en preocuparse demasiado por cuestiones cotidianas, ya sean importantes o insignificantes. ¿Pero qué es «demasiado»?
Los expertos aseguran que existe un trastorno cuando tenemos pensamientos persistentes de ansiedad en la mayoría de los días de la semana, durante seis meses. Además, esta ansiedad interfiere con la vida cotidiana y está acompañada de síntomas notables, como la fatiga.
La distinción entre un trastorno de ansiedad y tener ansiedad normal, tiene que ver con emociones que causan mucho sufrimiento y disfunción.

2. Problemas para dormir: No poder dormirse o permanecer dormido, está asociado con una amplia gama de condiciones de salud tanto físicas como psicológicas.
Por supuesto, no es raro pensar en aquella entrevista de trabajo o discurso importante cuando nos vamos a dormir la noche anterior. Pero si se ha vuelto normal en tu vida no poder dormir por estar preocupado o agitado —sobre problemas específicos como el sueldo o por nada en particular-, esto podría ser un signo de un trastorno de ansiedad. Según algunas estimaciones, la mitad de las personas con trastornos de ansiedad experimentan problemas para dormir. También es un síntoma despertarse en medio de la noche sintiéndose imposibilitado o agitado y ser incapaz de calmarse.

3. Miedos irracionales: Existen temores normales como a volar, a algunos insectos o a las multitudes. Pero si el miedo llega a ser abrumador, disruptivo y forma fuera de proporción con el riesgo real, es un signo delator de fobia, un tipo de trastorno de ansiedad.
Aunque las fobias pueden ser discapacitantes, no son evidentes en todo momento. De hecho, pueden no manifestarse hasta que uno se enfrentar a una situación específica y recién ahí uno descubre que es incapaz de superar su miedo.

4. Tensión muscular: La tensión muscular casi constante, ya sea al apretar la mandíbula o tensar las cervicales, a menudo acompaña a los trastornos de ansiedad. Este síntoma puede ser tan persistente y generalizado que las personas que han vivido con él durante mucho tiempo pueden dejar de notarlo después de un tiempo.
El ejercicio regular puede ayudar a mantener la tensión muscular bajo control, pero la tensión puede estallar que si una lesión o cualquier otro evento imprevisto altera los hábitos de entrenamiento de una persona.

5. Indigestión crónica: La ansiedad puede empezar en la mente, pero a menudo se manifiesta en el cuerpo a través de síntomas físicos, como problemas digestivos crónicos. El síndrome de colon irritable, una condición caracterizada por dolores de estómago, calambres, hinchazón, gases, estreñimiento o diarrea, es básicamente una ansiedad en el tracto digestivo. Este síndrome no siempre está relacionado con la ansiedad, pero los dos a menudo se presentan juntos y pueden empeorarse mutuamente. El intestino es muy sensible a estrés psicológico, y, viceversa, el malestar físico y social de los problemas digestivos crónicos puede hacer que una persona se sienta más ansiosa.

6. Pánico escénico: La mayoría de las personas tiene unas cuantas mariposas antes de abordar un grupo de personas o al estar el centro de atención. Pero si el miedo es tan fuerte que no existe forma de aliviarlo, o si pasás mucho tiempo pensando y preocupaándote por estas situaciones, puede ser que tengas un trastorno de ansiedad social (también conocido como fobia social).
La gente con ansiedad social tiende a preocuparse durante días o semanas previas a un particular evento o situación. Y si logran transitar por estas situaciones lo hacen con muchos nervios y desagrado, e incluso días después siguen teniendo miedo de haber sido juzgados.

7. Ataques de pánico: Los ataques de pánico pueden ser realmente aterradores. Se trata de un cuadro repentino, en el que quien lo sufre es embargado por una sensación de miedo e impotencia que puede durar varios minutos, acompañado de síntomas físicos tales como problemas respiratorios, palpitaciones o taquicardia, hormigueo o entumecimiento de las manos, sudoración, debilidad o mareos, dolor en el pecho, dolor de estómago y sensación de que uno está muriendo.
No todo el mundo que tiene un ataque de pánico tiene un trastorno de ansiedad, pero las personas que los experimentan repetidamente pueden ser diagnosticadas con trastorno de pánico. Las personas con trastorno de pánico viven con temor sobre cuándo, dónde y por qué su siguiente ataque podría ocurrir, y tienden a evitar lugares donde han ocurrido los ataques en el pasado.

8. Flashbacks: Tiene que ver con revivir un evento perturbador o traumático —un asalto o la muerte repentina de un ser querido, por ejemplo. Tiene que ver con un trastorno de estrés postraumático, que comparte algunas características con los trastornos de ansiedad. (Hasta hace poco, de hecho, fue visto como un tipo de trastorno de ansiedad en lugar de una condición independiente).
Pero los flashbacks pueden ocurrir con otros tipos de ansiedad también. Algunas investigaciones, incluyendo un estudio realizado en el año 2006, sugieren que algunas personas con ansiedad social tienen flashbacks de experiencias que no parecen evidentemente traumáticas, como ser ridiculizado públicamente.

9. Conductas compulsivas: La mentalidad meticulosa y obsesiva va de la mano con trastornos de ansiedad. El perfeccionismo es especialmente común en el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), que, como el estrés postraumático, durante mucho tiempo fue visto como un trastorno de ansiedad. El TOC ocurre sutilmente, como en el caso de alguien que no puede salir de su casa durante horas porque su maquillaje tiene que estar absolutamente perfecto.
Para ser diagnosticado con el trastorno obsesivo compulsivo, las obsesiones y pensamientos intrusivos de una persona deben acompañarse por un comportamiento compulsivo, ya sea mental o física (lavado de manos, alisar elementos).
El pensamiento obsesivo y comportamientos compulsivos se convierten en un verdadero trastorno cuando la necesidad de completar los comportamientos —también conocido como «rituales»-, comienza a conducir tu vida.

10. Dudar de uno mismo constantemente: Las dudas persistentes son una característica común de los trastornos de ansiedad, incluyendo trastorno de ansiedad generalizada y el TOC. En algunos casos, la duda puede girar en torno a una pregunta que es central a la identidad de una persona, como «¿Qué pasa si yo soy gay?» o «¿amo a mi esposo tanto como él me ama?». Estos «ataques de la duda» son especialmente comunes cuando una pregunta es incontestable y una persona es muy insegura; y puede ser realmente paralizante.

Deja un comentario